Por Hanna García Arredondo, redacción
Esta mañana, la ciudad de Tijuana fue testigo de un inquietante suceso, con la aparición de 18 narcomantas en diversas zonas, supuestamente vinculadas al cartel de Tijuana. Las mantas se erigieron con un mensaje claro: se tomarán medidas drásticas contra aquellos involucrados en la producción, distribución o consumo de fentanilo.
Este anuncio se produce apenas unas horas después del segundo informe de gobierno de la presidenta municipal Montserrat Caballero, quien afirmó que la ciudad está progresando en cuanto a seguridad, luego de anunciar que va por la reelección de la mano de Claudia Sheinbaum y Marina del Pilar Ávila Olmeda.
Sin embargo, la proliferación de narcomantas en las últimas semanas con las que han amenazado también a diferentes funcionarios públicos, ha llevado a un aumento de la preocupación y frustración entre los habitantes de la zona. Se critica el hecho de que la presidenta Caballero resida en un cuartel militar, lo que ha alimentado la percepción de desconexión entre el gobierno y la comunidad.
En los círculos sociales de la ciudad, se manifiesta un creciente descontento por la persistente inseguridad y la aparente falta de voluntad del estado para abordar este problema de manera efectiva. Los tijuanenses expresan su cansancio y preocupación por la influencia del crimen organizado en la ciudad fronteriza. Y los empresarios otrora atados por sus compromisos con la munícipe comienzan a dudar de sus capacidades para permanecer al frente de la ciudad.
La aparición de estas narcomantas plantea un desafío adicional en la lucha contra el narcotráfico y la delincuencia en la región. El golpeteo y posicionamiento del Crimen Organizado ante la mirada ciudadana es innegable y hay quienes comienzan a ver a los criminales como canales de paz en la región, pues dicen que es mejor estar con los narcos porque saben que si no se meten con ellos no hay problemas.
La comunidad tijuanense sigue en alerta y exige soluciones a los problemas de inseguridad que afectan a la ciudad, mientras las autoridades a todas luces arrancan sus campañas electorales, dicen algunos analistas de la región que ahora políticos y criminales son parte de una misma esfera.