Muchas calles de las principales ciudades de Venezuela amanecieron el jueves desiertas y algunas con barricadas, en el inicio del paro cívico convocado a las 6 de la mañana por la oposición, dijeron testigos.
Con esta acción, la oposición presiona una vez más al gobierno del presidente Nicolás Maduro y su iniciativa para reescribir la constitución de Venezuela.
En algunas ciudades del interior del país también se registró una paralización de actividades, según reportaron medios locales.
La ausencia de transporte público, que se sumó al paro, obligó a decenas de personas a caminar varios kilómetros para llegar a algunas agencias bancarias, farmacias y hospitales que lograron abrir con muy escaso personal.
Algunos sindicatos nacionales de trabajadores y transportistas anunciaron su respaldo a la iniciativa de la coalición opositora mientras dirigentes del oficialismo descartaron que los empleados del sector público, donde laboran cerca de 2.8 millones de personas, se sumen a la huelga.
Las mayores cámaras de empresas, industrias y comercios del país dieron libertad a sus trabajadores para unirse al paro e indicaron que no aplicarían sanciones a las personas que no acudan este jueves a sus sitios de trabajo. Cerca de 10 millones de personas laboran en el sector privado.
El ministro de Comunicación, Ernesto Villegas, instó este jueves a los trabajadores a no acatar el llamado a paro, e indicó en una entrevista en la televisora estatal, que pese a las presiones de la oposición y amenazas de sanciones de parte del gobierno de Estados Unidos, el presidente Maduro seguirá adelante con la Asamblea Nacional Constituyente, cuyos miembros serán electos el 30 de julio.
Tras un simulacro de consulta que se realizó el 16 de julio en todo el país, en el que 7,5 millones de venezolanos rechazaron el proceso constituyente, la coalición de Mesa de Unidad Democrática, que integra una veintena de partidos, decidió escalar las protestas, que han mantenido por cuatro meses, y llamó a un paro cívico nacional de 24 horas.