Cuando creímos que partirnos la madre entre nosotros era el deporte. Adió al y era la tónica para los próximos seis años, llegó el “canijo werito” y nos dejó en claro que tiene mis problemas y amenazas más graves que andarnos partiendo la madre entre nosotros.
En su tono beligerante Mr. Orange Face, ya nos amenazó que si no controlamos el flujo migratorio hacia los Estados Unidos nos impondría un arancel general del 5 por ciento que puede llegar hasta el 25 por ciento. En este punto quiero distraer un poco al lector de la encrucijada en que nos encontramos para ponerle sobre la mesa lo que significa esta nueva balandronada de Trump.
Según un estudio que amablemente me compartió Moisés Kalach, líder del “Cuarto de junto”, grupo de empresarios, por demás capacitados y exitosos que acompañaron a la autoridad en la negociación del T-MEC, elaborado por la U.S. Chamber of Commerce tan sólo explorando los cuatro estados que tienen el mayor intercambio comercial de nuestro país con el vecino las cifras son demoledoras:
De forma global en la economía norteamericana que importa un total de 345 billones de dólares anuales de productos de nuestro país, el 5 por ciento llegaría a representar un impuesto adicional de 17 billones que le va a repercutir a los consumidores estadounidenses.
No dejo de lado que el problema para nuestro país no es menor, pues el 81% de las exportaciones mexicanas tienen como destino a, vecino del norte. Y este arancel podría ser un incentivo, como lo dijo Trump, para abandonar negocios con México.
Si vamos estado por estado, hay economías locales que tendrían un problema mayúsculo. Por supuesto la primera entidad que enfrentaría un problema mayúsculo sería Texas, pues su intercambio comercial anual representa 107 billones de dólares anuales y la tarifa de Trump aumentaría los aranceles en una cantidad de 5.35 billones anuales en 5 por ciento y en el descabellado caso de un 25 por ciento se elevaría a. 26.7 billones.
California por ejemplo que tiene un intercambio comercial del orden de los 44 billones de dólares al año pagaría una tarifa adicional de 2.2 billones de dólares anuales.
En suma las cantidades que tendrían que repercutir en los consumidores dejarían francamente muy mal parado productos e insumos procedentes de nuestro país. Sin duda para los dos países sería un desastre comercial.
Cuando se dan este tipo de situaciones no puedo dejar de recordar el extraordinario libro de Jeffrey Davidow, ex embajador de EUA en México, “ el Oso y el puercoespín “, en donde con conocimiento y precisión describe como el oso en un pequeño movimiento puede aplastar al pequeño mamífero que hasta en el rigor Mortiz intentará herir al coloso.
Eso no ha cambiado un ápice, seguimos teniendo una relación extraña, tirante e injusta. No voy a detenerme en analizar el discurso de Trump, porque está inmerso en una lógica Ake toral con miras a su reelección y sobre todo en la pelea que mantiene con los demócratas y principalmente con Nancy Pelossi la líder de la mayoría en la cámara baja.
Pero espero que todas estas reflexiones nos puedan llevar a entender que mientras estamos entretenidos en decirle al presidente que es un incompetente, a veces por justos reclamos, en otras ocasiones por posturas ideológicas, de verdad qué hay un cabrón dispuesto a hacernos mierda, por ser reelecto presidente de su país.
No tengo empatía alguna por Marcelo Ebrard, pero tengo que reconocer que dentro del gabinete de López Obrador si alguien tiene oficio político y capacidad de interlocución a nivel internacional es Marcelo. Así que confío en sus buenos oficios y su capacidad negociadora con los vecinos del norte para poder parar el embate político de nuestros vecinos.
Espero que tengamos la inteligencia de darnos cuenta de que los enemigos del país son muchos y son infinitamente superiores a nuestras diferencias. Es mandatorio que dejemos de partirnos la madre y cerremos filas en torno a México y su gobierno, nos choque, lo odiemos o alabemos. Por favor serenidad, paciencia y prudencia.
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