El número de muertos que perdieron la vida por las inundaciones es España podría aumentar en las próximas horas, informaron las autoridades
Las inundaciones en España han causado la peor tragedia en varias décadas, con un saldo de 205 fallecidos, de acuerdo con el último reporte de los servicios de emergencia de Valencia (Cecopi).
El Gobierno ha desplegado 2 mil militares en un esfuerzo urgente por encontrar sobrevivientes en la región de Valencia, donde la población enfrenta graves carencias de luz, agua y alimentos.
A medida que avanzan los rescates, la cifra de muertos podría aumentar, ya que las tormentas devastaron también partes de Castilla La Mancha y Andalucía. Las autoridades mantienen el balance como “provisional”.
“Continúa el proceso de levantamiento e identificación de las víctimas”, explicó el Cecopi en su comunicado.
La aparición de nuevos cadáveres “es permanente”, señaló a la radio RNE el comandante Pizarro, que dirige una unidad de submarinistas de la Guardia Civil.
Los militares siguen llegando a la región desbordada por la tragedia.
“Si fuera necesario, van a estar los 120 mil” miembros de las fuerzas armadas, prometió la ministra de Defensa, Margarita Robles, en una entrevista en la televisión pública TVE.
Unos 500 militares se sumaron el viernes a los mil 200 que ya estaban en Valencia y el sábado lo harán otros 500.
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Las tormentas del martes vertieron en unas horas una cantidad de agua equivalente a la que cae en un año. Las riadas provocadas destruyeron puentes, barrieron casas y arrastraron cientos de vehículos que acabaron apilados en calles y carreteras y que ahora dificultan el tránsito de los servicios de emergencia.
Muchos de esos coches “estarán vacíos, pero otros tenemos muy claro que están llenos”, anticipó Amparo Fort, la alcaldesa del municipio de Chiva, a la radio pública RNE.
En la localidad de Paiporta, epicentro de la catástrofe, se cumplen casi tres días sin agua ni luz y con todos los comercios arrasados.
Decenas de vecinos damnificados, como Ramón Vicente, de 73 años, y su esposa Fausti, aguardan en una larga fila la ayuda traída por cientos de voluntarios de la cercana Valencia.
La pareja vivió la riada de 1957 que anegó la ciudad de Valencia, dejando cientos de muertos.
“Me acuerdo de aquello y la ciudad pasó mucho tiempo para recuperarse”, lamentó Vicente, mientras su esposa expresaba preocupación por conseguir los medicamentos que le dispensan en un hospital al que ahora no puede llegar.
“A la gente mayor esto nos va a pasar factura”, suspiró, hablando a AFP.
Caos entre los damnificados
Las autoridades no han comunicado cifra de desaparecidos, pero en un momento en que decenas de miles de personas no tienen señales en sus teléfonos, o electricidad para cargarlos, es posible que muchos no hayan podido notificar que están bien.
A los problemas derivados de la situación se les añadieron los saqueos, ante los que el Gobierno prometió firmeza y que se han traducido ya en 50 detenciones, informó la Policía Nacional.
“Yo he parado en la rotonda del centro comercial y la gente estaba entrando a coger pantalones, estaban robando…”, explicó el jueves Fernando Lozano, vecino de Aldaia, un pueblo del interior de Valencia.
“Está la gente un poco desquiciada porque hasta que se normalice esto y abra el supermercado, pues aquí está muy mal…”, argumentó.
Una gran morgue
En Valencia, capital de la región homónima y tercera ciudad de España, poco afectada por la tragedia que golpeó a su entorno, se instaló una gran morgue en el complejo que alberga a los tribunales, para agilizar la identificación de los cadáveres.
Las ambulancias iban y venían, mientras agentes con batas de laboratorio entraban en el edificio acompañando camillas cubiertas con sábanas blancas, indicó una reportera.
La zona estaba acordonada por la policía y los periodistas se mantenían a distancia, permitiéndose sólo el ingreso en cuentagotas de familiares de los fallecidos.