Se dio a conocer un método que permite degradar el plástico en sólo 15 días, lo que significa un impacto ambiental sumamente importante. El método fue creado por investigadoras de la Facultad de Química de la UNAM.
Normalmente el plástico tarda de 500 a mil años en desintegrarse, un tiempo mucho mayor a los 15 días que podría tardar gracias a un tipo de enzimas recombinantes, que son producidas artificialmente, llamadas cutinasas.
De acuerdo con Juan Manuel Romero Ortega, coordinador de Innovación y Desarrollo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se busca escalar el proyecto del laboratorio a la industria, para saber si funciona a gran escala y transferir el método para futuras aplicaciones en el país.
El 90 por ciento de este material se deriva del petróleo y se espera que la producción de plásticos en el planeta se duplique en los próximos 20 años, causando un mal ambiental, lo que es posible detener o al menos disminuir gracias a esta innovación.
Las académicas Amelia Farrés González Sarabia y Carolina Peña Montes, del Departamento de Alimentos y Biotecnología de la UNAM explicaron su proyecto Cutinasas recombinantes de Aspergillus nidulans para degradación de poliésteres.
Dicho proyecto para desintegrar plásticos en 15 días, se encuentra en trámite de patente desde el mes de mayo de 2016.
A través de un comunicado, la UNAM explicó que para afrontar este daño ambiental que se irá incrementando con el paso del tiempo, Farrés y Peña recurrieron a la biotecnología y crearon un método propio basado en un tratamiento biocatalítico para degradar plásticos.
En este método la enzima rompe los enlaces del PET como si fuera una tijera, y las enzimas usadas hacen reacciones químicas a temperatura ambiente, en condiciones más suaves que otros métodos de tratamiento de plásticos, como el térmico y el químico.
Por si fuera poco, este tratamiento enzimático no es contaminante, es más económico y se inscribe en la química verde.
Se encuentran ya en planeación experimentos a gran escala para una planta que permita degradar poliésteres, principalmente tereftalato de polietileno, y recuperar los subproductos, de acuerdo con información de la UNAM.
Esta investigación ganó el tercer lugar de los Premios del Programa al Patentamiento y la Innovación (PROFOPI) de la Coordinación de Innovación y Desarrollo, en su quinta edición.