De nuevo creo que estamos ante el dilema del vaso medio vacío. No obstante haber obtenido la mayor votación de la historia moderna de nuestro país, aún hay muchas personas, que dicen que Andrés Manuel López Obrador, no es su presidente, que ellos no votaron por él, que sin duda hay más de 50 millones de mexicanos en el padrón que no se decantaron por él.
Pero debemos de empezar por entender las reglas de la democracia que todos aceptamos. Dirían los clásicos: “En democracia se gana o se pierde por un solo voto.” Y López Obrador ganó por un chingo, muchos más, pero muchos más de los que hicieron presidente a Calderón. Lo he dicho siempre, y este mensaje va para los “pejezoombies” y para los “odiadores”, hoy AMLO es presidente electo de todos los mexicanos y apostar en su contra es apostar en contra de México.
De la misma forma qué hay que entender y respetar a Peña Nieto por su investidura, independientemente de que pueda estar involucrado el o sus cercanos en actos de corrupción, la institución presidencial es mucho más allá que la persona que la encarna.
Muchos están en contra de la corrupción y los negocios que fueron evidentes en el sexenio del “ex-presidente” en funciones, y como no estarlo, cuando fueron acciones cínicas y hasta groseras, pero Peña sigue siendo presidente y de cualquier forma atacarlo o quitarle más poder que el que le arranca la transición es darse un balazo en el pie de la patria.
De la misma forma atacar a López Obrador, cuando ni si quiera llega a la presidencia es un suicidio nacional.
Ningún ciudadano tiene que estar de acuerdo con todas las desiciones de un presidente en funciones o electo, ni con su estilo personal de gobernar.
Creo que es un grave error estar tomando determinaciones que jurídicamente no son viables aún jurídicamente cuando no ha llegado el primero de diciembre, me parece un desgaste innecesario. De la misma forma el ejercicio de la consulta “vinculante” para el NAIM es a todas luces un error político que se puede volver más grave en el ejercicio del poder. No pienso hacer ningún juicio de valor en este momento al respecto de la nueva terminal aérea, pero la verdad considero grave que no podamos ser llamados a ser un país puntal en turismo en donde tenemos un potencial como ninguna nación. Y por este comentario no me decanto por uno u otro proyecto, solo me gustaría que la certeza sobre los proyectos en comento tuviera seriedad y no fuera ni una postura política ni un capricho ideológico, el futuro de un país no se puede decidir así.
No tengo idea de los resultados que se anunciarán en hora y veinte, desde que termine este escrito, espero que sean lo mejor para México. Aún sino estoy de acuerdo con el resultado de una consulta mal planeada, aquí reiteró mi apoyo al próximo presidente de la República. Por que solo no podrá trabajar ni en su cuarta transformación ni en cualquier otra nomenclatura. Me queda claro que podemos revivir a Churchill, su discurso del 13 de mayo de 1940: “trabajo, sudor, sangre y lágrimas”, podemos revivir el de dos semanas después: “Hasta la victoria”, podríamos tener al mejor líder y más inspirador de la historia, pero si seguimos en el “valemadrismo”, culpando a todos de nuestros males, jamás este país va a caminar. Jamás un solo hombre que reciba una sociedad dividida podrá transformar un régimen y un país.
Es el momento de la cohesión, de que Andrés Manuel entienda que es presidente electo de todos los mexicanos, los de izquierda, los morenistas, los pejezoombie, sus odiadores, sus enamorados, de panistas, derechistas y priístas. De los fifis, de los fofos y de todo aquel que de verdad ame a este país.
Su legitimidad alcanza para todo, para una consulta mal hecha, para que gobierne desde antes de gobernar. No necesita criticar ni embatir, a empresarios ni periodistas. No le sirve, ni necesita para su ejercicio de gobierno anticipado irse en contra de Carlos Loret, es absolutamente innecesario, los votos que le otorgaron los mexicanos en las urnas le alcanzan para hacer lo que quiera. Y acallar la crítica de un tipo inteligente, resulta paradójicamente tonto. Por eso es tan importante que entienda que no debe de caer en la tentación del absolutismo y mucho menos de ir en contra de sus críticos. Y por otro lado debemos de tener claro que ir en contra del presidente es ir contra México y esto es válido por los próximos 6 años. No importa el nombre ni el partido, pudo ser Meade o Anaya, es López y solo joderlo y dejarlo solo es una mala idea para el futuro de México. No propongo darle una carta blanca para hacer y deshacer y menos cuando algunas ideas sean resultado de una política “zigzagueante”, la crítica es el mejor contrapeso, pero si estoy cierto de que López Obrado es el próximo presidente de México y no podemos ni pelearnos con el destino ni ir en contra de nuestro futuro. Para creyentes, fanáticos y opositores, la suerte de Andrés es su propia suerte, sino al tiempo.