Un 12 de agosto pero de 1851 el estadounidense patentó la máquina de coser; invento que más tarde revolucionaria la fabricación de ropa en plena revolución industrial
Isaac Merrit Singer fue un inventor estadounidense, actor y empresario que realizó importantes mejoras el diseño de la máquina de coser.
Varios inventores patentaron con anterioridad máquinas de coser, pero el éxito del fundador de Singer Sewing Machine se basó en la practicidad de su máquina, la facilidad con la que podía ser adaptada para el uso doméstico y además podía ser pagada a plazos.
En 1839, Singue consiguió su primera patente por una máquina para taladrar piedras que vendía por 2000 dólares.
Al ganar dicha cantidad y obtener un éxito financiero optó por volver a su carrera como actor.
Para el año de 1844 consiguió un empleo en una imprenta en Fredericksburg, Ohio, aunque se mudó en poco tiempo a Pittsburgh en 1846 para fundar una tienda de madera para fabricar teclas de madera y señales. En Pittsburgh descubrió y patentó una máquina para tallar madera y metal el 10 de abril de 1849.
Con 38 años se mudó junto a su familia a Nueva York esperando hacer un negocio con su nueva máquina en esta ciudad, obteniendo un adelanto para construir un prototipo para comercializar su invento en Boston.
En esta ciudad fue donde Singer descubrió que la máquina de coser sería más fiable si el lanzador se movía en línea recta en 1850.
Singer obtuvo dinero de George B. Zieber, con el que llegó a ser compañero, además de con Phelps, en la fabricación de la «máquina de coser de Jenny Lind», llamada así en homenaje a la soprano sueca Jenny Lind.
Recibió la patente para mejorar la máquina de coser el 12 de agosto de 1851. Cuando se empezó a vender, el modelo de Singer se impuso al de Jenny Lind, por tratarse de un modelo más práctico.
Isaac Merrit Singer inventó el mecanismo del movimiento de la aguja hacia arriba y abajo, que era mejor que el de lado a lado. El mecanismo de la aguja era movido por un pedal, en vez de una manivela.
Isaac Singer empezó a fabricar su máquina de coser en 1850. Elias Howe lo buscó, informándole que las máquinas que estaba fabricando infringían el uso de una patente que legalmente le pertenecía a él. Como su situación económica era desesperada, le ofreció venderle los derechos por 2000 dólares. Singer rechazó la oferta de una forma sumamente grosera e incluso amenazó físicamente a Howe.
Ese mismo año, Singer fundará la compañía de máquinas de coser que llevará su nombre. Diez años más tarde se convertirá en la empresa más grande de este sector en el mundo y revolucionará la fabricación de ropa, en plena revolución industrial.
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