Los separatistas prorrusos, por su parte, acusaron a las fuerzas gubernamentales de abrir fuego en las últimas 24 horas
El presidente y el ejército de Ucrania acusaron a las fuerzas respaldadas por Rusia en el este de Ucrania de disparar proyectiles contra una aldea en la región de Luhansk, alcanzando a impactar un jardín de niños.
“El bombardeo de un jardín de niños en Stanytsia Luhanska por parte de las fuerzas prorrusas es una gran provocación. Es importante que los diplomáticos y la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa) permanezcan en Ucrania, sus actividades de monitoreo son un elemento disuasorio adicional. Necesitamos un mecanismo eficaz para registrar todas las violaciones del alto el fuego”, escribió el presidente Volodimir Zelensky.
Las imágenes de video publicadas por la policía ucraniana mostraron un agujero en una pared de ladrillos en una habitación llena de escombros y juguetes infantiles.
Imágenes separadas mostraban a trabajadores de emergencia escoltando a niños pequeños y maestros fuera de un edificio. La policía dijo que ninguno de los niños resultó herido, pero dos maestros sufrieron una conmoción cerebral.
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“En la región de Luhansk, la policía documenta las consecuencias del bombardeo de militantes en el pueblo de Vrubivka. El bombardeo dañó las ventanas de una escuela local, que actualmente alberga a 30 estudiantes y 14 miembros del personal. Afortunadamente, nadie resultó herido”, escribió la Policía Nacional Ucrania.
El ministro de Exteriores ucraniano, Dmitro Kuleba, utilizó la misma red social para hacer un llamamiento a los socios de Kiev a “condenar de inmediato esta grave violación de los acuerdos de Minsk por parte de Rusia en el contexto de una situación de seguridad ya tensa”.
Anteriormente, los separatistas respaldados por Rusia en el este de Ucrania acusaron a la contraparte de abrir fuego contra su territorio cuatro veces en las últimas 24 horas y dijeron que estaban tratando de establecer si alguien había resultado herido o muerto.
Ambas partes dieron versiones contradictorias del bombardeo del jueves y los detalles no se pudieron establecer de forma independiente.
Explosión
En el momento de la explosión, los niños estaban desayunando”, dice conmocionada Natalia Slessareva, de 54 años y empleada de la guardería Stanitsa Luganska, bombardeada el jueves en el este de Ucrania.
“La explosión tuvo lugar alrededor de las 09:00 de la mañana. Estaba en la lavandería. La onda expansiva me lanzó hacia la puerta. Ya no sentía el lado derecho de mi cabeza”, relata a la AFP.
En la sala de deportes de la guardería, una pared está perforada por un proyectil. Los ladrillos que cayeron están ahora entre los juguetes de los niños.
En el momento de la explosión, había veinte niños en el comedor, que iban a bajar al pabellón deportivo justo después. “Si la explosión se hubiera producido 15 minutos más tarde, las consecuencias podrían haber sido catastróficas”, añade Slessareva.
En tiempos normales, 57 niños suelen asistir a esta escuela, pero esta vez, la mayoría se había quedado en casa por las restricciones anti-Covid.
Stanitsa Luganska, una pequeña ciudad en la línea del frente del este de Ucrania, fue golpeada por un bombardeo el jueves. Los líderes occidentales reaccionaron indignados mientras los separatistas denunciaron una manipulación de Kiev.
Según el Ejército ucraniano, 32 proyectiles cayeron sobre la ciudad. Tres empleados de la escuela resultaron heridos. Otro proyectil cayó sobre el parque infantil, donde se puede observar un cráter en forma de embudo entre dos toboganes.
Avisada por el colegio, Natalia, de 38 años, corrió a recoger a su hijo de dos años. “Nos precipitamos en el coche con mi marido para recoger al niño”, dijo, sin dar su apellido.
“Tenía mucho miedo, no hay ningún refugio antibombas en esta guardería, solo paredes gruesas. Se puede ver que fueron dañadas. No logro calmarme”, añadió.
Una parte de las tiendas de la ciudad permanecían cerradas tras los bombardeos por falta de electricidad.
Algunos habitantes cubrieron sus ventanas con bolsas de plástico ya que muchas fueron reventadas por las explosiones.
“Estaba tranquilo antes de Año Nuevo, pero ahora han empezado a disparar con más fuerza”, observa un hombre que recoge fragmentos de vidrio en su balcón del segundo piso de un pequeño edificio.
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CAB