Mira cómo saber si estás fomentando en tus hijos una percepción distorsionada de lo que significan los regalos de Navidad
Como padres no hay festividad infantil en la que no queramos comprarle un regalo a nuestros hijos. Ya sea para celebrar su cumpleaños, el Día del Niño, el Navidad, el Día de Reyes o como recompensa por terminar su ciclo escolar, el pretexto es lo de menos, lo que deseamos es siempre sorprenderlos con algo.
En Navidad esta práctica social se magnifica, en parte por el deseo de expresar nuestro amor hacia los más pequeños, en parte porque es la época en que hay un poco más de ingresos, y en buena parte también porque las campañas publicitarias nos hacen sentir “infelices” si no obsequiamos algo.
Sin embargo, la tendencia a dar regalos y regalos a los más pequeños puede convertir a los menores en infantes apáticos, superficiales, voluntariosos y aburridos.
¡Así como lo oyes! Los adultos que dan muchos regalos en Navidad puede promover un cambio en la conducta de los menores que afecta su interacción con la sociedad, comenzando por el núcleo más cercano que es la familia.
De acuerdo con especialistas en la conducta infantil, los niños hiperregalados pueden llegar a no valorar lo material, y no desarrollar tolerancia a la frustración, desencadenando apatía, indiferencia y atrofiando su imaginación.
Esto porque ante la sobre estimulación de los obsequios el menor entenderá que la Navidad, o cualquier otra celebración, se basa en la cantidad de obsequios recibidos, la mayoría de ellos a su propio gusto, dejando poco espacio para la verdadera sorpresa y anulando la gratitud.
“Los pequeños van perdiendo la ilusión, que se explica por la ley del rendimiento decreciente (…) Se regala mucho más de lo necesario y más de lo que la emotividad de un niño puede aceptar y soportar”, señala Francesc Núñez, director del Máster de Humanidades de la Universidad Oberta de Cataluña.
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Pero cómo saber si yo estoy fomentando en mis hijos una percepción distorsionada de lo que significan los presentes de Navidad; para averiguarlo te invitamos a que respondas las siguientes preguntas.
¿Tu pequeño recibe regalos en tu casa, la casa de los abuelos, de parte de los tíos y algún detalle de sus padrinos?
Según los expertos, un niño que recibe obsequios en todos los lugares a donde va, podría entender que es merecedor de todo sin realizar ningún tipo de esfuerzo.
Si bien los regalos navideños y de Reyes son los más deseados por los infantes, ser galardonado sólo porque es la fecha, hace que los pequeños comprendan que en esta temporada lo importante son los obsequios y no la posibilidad de visitar y convivir con la familia.
Los expertos aconsejan para esta fecha la regla de los cuatro obsequios, esto es algo para leer; algo que los eduque y estimule su imaginación (pinturas, plastilina, cubos de construcción, rompecabezas, etc.); algo que realmente necesiten (ropa, un nuevo juguetero, zapatos, una mochila); y finalmente algo que deseen y que sea el juguete que han pedido en todas las cartas a Santa Clous y los Reyes Magos.
Durante las posadas o convivios decembrinos, ¿a tu hijo sólo le interesa romper la piñata o que le den sus dulces?
Si bien es cierto que una de las partes más divertidas de las fiestas decembrinas es el romper la piñata y obtener aguinaldos, los niños con conductas afectadas por la saturación de regalos se vuelven mucho más apáticos y faltos de interacción social.
Estos menores llegan a un punto extremo en que sólo se aparecen en las fiestas cuando llega el momento de la entrega de los dulces, los cuales toman con desgano y seleccionan, botando el resto para que alguien más los coma.
Esta conducta refleja que los niños tienen tendencias tiránicas en las que sólo aceptan “lo mejor” o lo que “más les gusta” de la vida, desechando las implicaciones que conlleva obtener algo anhelado, como el esfuerzo, el sacrificio y también aprender a tolerar lo que no les gusta.
A los pocos días de abrir sus regalos, ¿tu hijo se muestra aburrido o irritable?
La saturación de estímulos suele provocar en los niños cansancio, esto porque al tener tanto con qué jugar no pueden concentrar su atención en desarrollar y explotar al máximo una sola cosa, por lo que se fastidian rápidamente y se aburren.
Un secreto para que los menores no pierdan rápidamente interés en sus obsequios es la rotación de juguetes, la cual implica en levantar el 60% de los regalos y dejar el resto para que el menor interactúe con ellos.
Entre menos juguetes haya en el espacio, mayor se estimula la imaginación de los menores para poder hacer mucho con poco. Sin embargo, esto no aplica cuando se trata de gadgets digitales o juguetes electrónicos, ya que la gran mayoría de estos tienen una sola función que impide que el niño le de otro uso.
¿Al hacer cambio de juguetes te das cuenta que estos siempre se van casi nuevos?
Una cosa es que los niños jueguen y cuiden sus juguetes, y otra muy distinta es que los juguetes simplemente no se “acaben” porque no se jugó lo suficiente con ellos.
Los niños hiperregalados tienen tantos juguetes que no les da tiempo de interactuar con ellos durante el periodo de edad recomendado, y cuando llega la nueva temporada de obsequios, estos en la mayoría de las veces acaban casi nuevos.
Si anualmente notas que más de tres juguetes terminan con muy poco desgaste, por la nula interacción que tu hijo tuvo con él, es momento de replantearte si el pequeño está siendo rebasado.
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NCV