
El presidente de Estados Unidos anuncia un fuerte recorte en las políticas ambientales de su predecesor, Joe Biden, destacando la eliminación de regulaciones clave contra el cambio climático.
El gobierno de Donald Trump ha dado un paso significativo en su agenda de desregulación, anunciando recortes sustanciales a los fondos destinados a la lucha contra el cambio climático. Este recorte afecta principalmente a las políticas del presidente demócrata Joe Biden, que ya había establecido normativas estrictas para reducir las emisiones contaminantes. El administrador de la Agencia de Protección Ambiental (EPA), Lee Zeldin, calificó este acto como “el día más grande y trascendental de desregulación en la historia de Estados Unidos”, prometiendo revitalizar industrias como la energética y la automotriz.
Las medidas implementadas por Biden, que se pondrían en marcha en 2032, han sido anuladas bajo la administración de Trump, eliminando restricciones que exigían a las plantas de carbón reducir casi por completo sus emisiones de carbono y a las plantas de gas de alta capacidad reducir su emisión de dióxido de carbono en un 90%. De esta forma, las empresas contaminantes obtienen un “pase libre” para continuar con sus prácticas sin nuevas restricciones, lo que ha generado críticas entre los grupos medioambientales.
Charles Harper, miembro de la organización Evergreen Action, expresó su preocupación, afirmando que esta decisión pone en riesgo el futuro del planeta, ya que permite a los contaminadores arrojar ilimitadamente sustancias nocivas al medio ambiente, sin considerar las consecuencias a largo plazo. Esta postura contrasta fuertemente con las acciones anteriores del gobierno de Biden, que buscaban mitigar el impacto ambiental del país.
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Además de la cancelación de regulaciones, Trump ha tomado medidas para reducir el personal de organismos clave en la investigación climática, como la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA), lo que ha causado alarma entre los científicos y activistas que luchan por combatir el cambio climático. En respuesta, críticos del gobierno de Trump han advertido que estas decisiones podrían tener repercusiones graves en la salud ambiental y en los esfuerzos internacionales para frenar el calentamiento global.
El recorte de fondos y la desregulación en curso bajo la administración de Trump se presentan como un desafío significativo para los esfuerzos globales en la lucha contra el cambio climático, mientras el gobierno federal prioriza la reactivación de sectores industriales a costa de la protección del medio ambiente.