El director ejecutivo de Google estuvo recientemente en la Oficina Oval para explicar “que no planeaba sabotear ilegalmente las elecciones de 2020”
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump acusó el martes a Google de desfavorecerlo ilícitamente de cara a las próximas elecciones presidenciales del año que viene.
El director ejecutivo de Google, Sundar Pichai estuvo recientemente en la Oficina Oval para explicar “que no planeaba sabotear ilegalmente las elecciones de 2020 a pesar de todo lo que se dijo en dirección opuesta”, dijo el mandatario estadounidense en Twitter.
Sin embargo, el inquilino de la Casa Blanca se hizo eco de las acusaciones realizadas en el conservador canal Fox News por Kevin Cernekee, un exingeniero de Google que afirma que el grupo californiano quiere “asegurarse de que Trump pierda en 2020”.
También citó a un periodista que afirma que en 2016 Google eliminó los artículos negativos sobre la aspirante demócrata a la Casa Blanca, Hillary Clinton, y dio más visibilidad a otros artículos negativos sobre Trump.
Todo esto es muy ilegal”, dijo el presidente antes de advertir: “Estamos observando de cerca a Google”.
La empresa contestó a las insinuaciones formuladas por Trump. “Tergiversar los resultados con fines políticos sería perjudicial para nuestro negocio y anularía nuestra misión de proporcionar contenido útil a todos nuestros usuarios”, dijo un portavoz de Google a la AFP.
Además, “las declaraciones del exempleado insatisfecho son absolutamente falsas”, agregó el portavoz sobre Cernekee, quien afirma haber sido despedido por expresar su punto de vista conservador.
Según Google, infringió varias reglas internas, como el uso de un dispositivo personal para descargar documentos internos confidenciales.
Estamos haciendo todo lo posible para diseñar nuestros productos y aplicar nuestras políticas de manera que no tengan en cuenta las tendencias políticas”, dijo el portavoz de Google.
La ofensiva de Trump contra los gigantes de Silicon Valley no es nueva.
A principios de julio, el mandatario organizó una cumbre sobre redes sociales en la Casa Blanca, que no contó con los principales actores del sector, como Twitter y Facebook, pero sí con personalidades y organizaciones ultraconservadoras.
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