En este momento lo que necesitamos es certidumbre. En los próximos días se tendrán que tomar decisiones fuertes, aunadas a una crisis económica
Me queda claro que las tragedias y en este caso las pandemias sacan lo mejor y lo peor de la gente. Lamento mucho que en esta ocasión, la crisis del coronavirus nos agarra más que enfrentados, enojados, encabronados y lo más grave, desinformados.
Hemos preferido hacer caso a las cadenas de WhatsApp, a las publicaciones de Instagram y a las intrigas. Hemos desestimado la razón y el virus más peligroso, aquel que destruye el sentido común, nos alcanzó antes que el coronavirus.
No estoy de acuerdo con la trivialización del problema, ni con la exhibición de estampitas como la resolución a una crisis. En estos momentos lo que necesitamos los mexicanos es certidumbre. En los próximos días, estoy cierto, se tendrán que tomar decisiones fuertes y dolorosas, aunadas a una evidente e inevitable crisis económica, lo que vamos a vivir estoy seguro, no se puede tomar a chunga.
Por el otro lado me parece ridículo que una horda de presuntos expertos en la laicidad del estado estén vociferantes por la ocurrencia del presidente de decir que a él no le va a dar la enfermedad por que tiene Santos que le “paran el mal”. Quiero recordarle a este país con tan poca memoria, varios episodios que nos remiten a la broma que ha sido históricamente la separación entre iglesia y estado.
Cuando visitó Juan Pablo II por primera vez México, fue recibido por el presidente López Portillo en el aeropuerto que de mal modo, le tendió la mano y le dijo: “Lo dejo con su grey”. Se subió a su coche y se fue. Recibido en Los Pinos por su mamacita quien le dijo que si no aceptaba una misa en la residencia oficial no volvería a hablarle. Como resultado se celebró la eucaristía en la casa del presidente con el Papa y Marcial Maciel concelebrándola.
Otro episodio evidente, fue la toma de protesta de Fox que hizo un evento en el Auditorio Nacional en donde se exhibió con un crucifijo y la virgen de Guadalupe. Hay que recordar que en la constitución, antes de 1992, se hablaba de un estado laico. En ese año, y auspiciada por Carlos Salinas de Gortari, se abrió la posibilidad del reconocimiento de las diferentes iglesias. El artículo 24 reconoció entonces la libertad de culto, en donde cualquier individuo en México puede profesar la religión que quiera. De la misma manera el artículo 130 da forma a la organización de las diferentes iglesias y preserva ante cualquier tentación la inviolabilidad de las creencias personales.
Por lo anterior me queda claro que, las estampitas del presidente, lejos de ser una puntada o una estrategia para preservar el buen ánimo, no debe de ser el tema. El “quid” del asunto es que necesitamos certidumbre y liderazgo ante un asunto de verdad grave en donde muchos mexicanos están sufriendo, otras más tienen miedo y muchos van a morir.
Por eso de manera respetuosa y comedida, le pido al Ciudadano presidente, sea asertivo y empático con el miedo y el dolor que vamos a experimentar en los próximos días.
Lejos de ocurrencias y mala información, y basados en las recomendaciones de la OMS, que no son mi opinión, sino que se encuentra en la página oficial del órgano mundial que está coordinando la lucha en contra de la pandemia, hasta el día de hoy el gobierno mexicano ha manejado con los estándares esperados con esta amenaza.
Es decir, la recomendación de lavar las manos casi “obsesivamente”, el distanciamiento social que equivale a no saludar de mano, beso o abrazo, no asistir a eventos masivos, tener una separación de un metro con las demás personas, no tocarse ojos, nariz, ni boca, si se siente mal permanecer en casa y si se tiene fiebre o alguno de los síntomas acudir al doctor, pero antes llámelo por teléfono.
Todo esto no es mi ocurrencia, está en el WhatsApp de la World Health Organization. Esto aunado a las cifras que maneja el gobierno federal, nos colocaría en la etapa 1 de la emergencia.
Pero tengo datos trascendidos que podrían cambiar el escenario de forma dramática. Resulta que según información no confirmada, el gobierno de Jalisco adquirió un equipo para la detección del coronavirus llamado: “DiaplexQ Novel Coronavirus 2019-nCoV” Detection kit. Por medio de este equipo y la realización de miles de pruebas tendrían en algunos municipios del estado cifras de personas infectadas mayores a 1,500.
El gobernador de la entidad, estaría a punto de dar a conocer esta información que cambiaría de forma radical el panorama tan contenido que nos ha vendido hasta hoy, el equipo de Hugo López-Gatell.
Claramente y leyendo entre líneas sus declaraciones, en las cuales dice que cualquiera que tenga los síntomas del “Covid-19” debe de asumir que lo tiene, es evidente que para el gobierno no es una prioridad hacer las pruebas, ni llevar un conteo puntual de los casos. Esto último si sería, sin duda, una grave contraposición a lo que dice la OMS, que pide que se hagan pruebas y pruebas.
En el mismo sentido, ante el sufrimiento y el miedo de los ciudadanos, se exige un poco de respeto, empatía y sobre todo coherencia. La mala noticia para usted, querido lector, es que esto apenas empieza. Para todos aquellos que están “jugando a la cuarentena”, les aviso que lo bueno está por venir, por desgracia y llegará un momento en que esto sea obligatorio y no voluntario.
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