Se ganaba la confianza de jovencitas y las enamoraba prometiendoles casarse con ellas, pero en realidad era un depredador que buscaba víctimas para explotarlas sexualmente.
Nuestro compañero Carlos Jiménez presenta en Tras La Pista, el caso de una joven originaria de San Miguel Tenancingo, un pequeño pueblo al sur de Tlaxcala en el que se vive del campo y del comercio pero que destaca por el estilo de construcción de sus casas. Grandes residencias que se levantaron a base del terror, del sufrimiento y el abuso de jóvenes mujeres.
Esta joven a la que llamaremos “Ana” tuvo un cambio radical en su vida cuando un hombre le prometió que viviría en una de esas casas. Pero terminó en la Ciudad de México ejerciendo la prostitución sobre la calle de Sullivan, obligada por Noé Quetzal Méndez. Sujeto que era buscado por el Buró Federal de Investigación (FBI) en los Estados Unidos.
Juana Camila Bautista Rebollar, titular de la Fiscalía de Delitos Sexuales de la PGJCDMX indicó que este sujeto enganchaba a sus víctimas, sin importarle que fuera menores de edad, enamorándolas, con la promesa de matrimonio y formar una familia, trasladándolas a su pueblo natal y posteriormente, con violencia física o moral, las obligaba a prostituirse. Siendo esta la estructura de un red internacional de prostitución que fue descubierta durante las investigaciones para ir tras la pista y capturarlo.
Además de la Ciudad de México, los tentáculos de esta macabra red abarcaba Oaxaca, Guanajuato o Baja California.
Pero tras un exhaustivo trabajo de investigación, finalmente le cerraron el paso en su pueblo natal donde lo capturaron, y rescataron a una de sus víctimas, cerrando un caso de trata de personas y recibiendo sentencia para pasar décadas en la cárcel.