Ya estaba planeada pero, sin duda, los giros y tropiezos que Twitter ha tenido en los últimos meses, aceleraron su llegada. Threads arribó en el momento justo, cuando el malestar de los usuarios de la competencia está en su punto más álgido. Elon Musk adquirió Twitter el 27 de octubre de 2022, después de más de seis meses de negociación y escándalos. Muchos escándalos. Tan pronto tomó las riendas de la compañía, comenzaron los problemas: despidos masivos, cambios en las políticas, intervenciones personales poco afortunadas, y otras tantas acciones que ya dejaban ver que el novel e inquieto dueño venía con muchas ganas de entretenerse con su juguete nuevo. En ese momento la cereza del pastel fue el retiro de la famosa insignia azul de verificación, que garantizaba la autenticidad de las cuentas de empresas o personalidades de la vida pública y misma que fue puesta a la venta, por lo que cualquiera podía adquirirla sin necesidad de comprobar su identidad. La polémica más reciente se dio cuando Musk anunció que los usuarios tendrían un límite de visualizaciones por día (de acuerdo a su tipo de cuenta), lo que enfureció a todos y provocó que horas después se retractara de esta medida y ofreciera ajustes a la misma.
Todo lo anterior sirvió para que Mark Zuckerberg, CEO de Meta (Facebook, Instagram, WhatsApp) hiciera de las suyas. El 5 de julio pasado Threads fue lanzada, 1 día antes de lo previsto, y fue recibida como ninguna aplicación lo había hecho antes: Apenas 1 hora después de ser liberada, 1 millón de personas ya la había descargado. Su competidor más cercano fue ChatGPT, que había tardado 5 días en alcanzar el mismo número de usuarios. En esos mismos 5 días Threads llegó a los 100 millones de descargas.
Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas. Así como llegó arrasando, los usuarios que quisieron explorar rápidamente los territorios de la nueva App, fueron sufriendo el desencanto y la decepción. Los comentarios no se hicieron esperar y todo el mundo se preguntaba cómo funcionaba y qué lógica seguía la plataforma que venía a destronar a Twitter. Los amigos ya conocidos no aparecían por ningún lado; en cambio, una ola de extraños aparecía en los feeds y estos ni siquiera eran por amigos o intereses en común. En fin, era llegar a una tremenda fiesta llena de luces robóticas y música estruendosa, en donde nadie conocía a nadie ni le querían hacer plática al de junto. De pronto Twitter parecía un mejor lugar, ya conocido, con los mismos amigos y las mismas bebidas de siempre.
Hoy, a apenas un par de semanas de su lanzamiento, Threads está siendo ya sometida a cambios, ajustes y mejoras, con la intención de hacerla verdaderamente competitiva y conseguir que los usuarios que llegaron en tiempo y número récord se queden ahí. El reto no es menor si tenemos en cuenta que ya también deben atacar los riesgos que igualmente llegaron con rapidez: la firma de seguridad Kaspersky alerta ya sobre las cuentas falsas, los fraudes y todo lo demás que ya conocemos y que es inevitable en nuestra vida en línea.
Los próximos meses serán definitivos y la lucha no estará reducida o acotada a la tecnología. Elon Musk ha lanzado varios retos a Zuckerberg (bastante ridículos por cierto y que nada tienen que ver con los negocios), y mientras el primero sigue fanfarroneando el segundo tendrá que demostrar que, si bien sigue siendo muy joven, la experiencia que tiene en el mundo digital le permitirá ganar, al menos, la primera batalla.
Abelardo Alvarado Alcántara