Un portavoz de la ‘premier’ avanzó que será “claramente una reunión importante” y reiteró que Theresa May, que se dio de plazo hasta el 26 de febrero para encontrar una salida
Theresa May, primera ministra británica, regresa este miércoles a Bruselas para intentar modificar el acuerdo del Brexit con unos europeos, que esperan todavía la solución de la líder conservadora para resolver el rompecabezas y evitar un divorcio abrupto.
A 37 días del Brexit, el proceso de divorcio pactado se encuentra en un callejón sin salida tras el no en enero del Parlamento británico al acuerdo actual por el mecanismo ideado para evitar una frontera en la isla de Irlanda, que la Unión Europea (UE) rechaza modificar.
El titular de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, recibirá a May en el Berlaymont, sede del ejecutivo comunitario, para mantener “una discusión amistosa”, aseguró la víspera este último, que rechazó no obstante “avances”.
La UE mantiene la pelota en el campo británico. “Esperamos que Theresa May venga con propuestas precisas tras habernos dicho que tenía cosas que decirnos”, subrayó el martes la ministra francesa de Asuntos Europeos, Nathalie Loiseau.
Un portavoz de la ‘premier’ avanzó que será “claramente una reunión importante” y reiteró que May, que se dio de plazo hasta el 26 de febrero para encontrar una salida, trabaja “duro” para lograr los “cambios vinculantes” que permitan a Westminster aprobar un acuerdo.
El ministro británico para el Brexit, Stephen Barclay, se reunió el lunes con el negociador europeo, Michel Barnier, acompañado del fiscal general británico, Geoffrey Cox, cuyos informes sobre el acuerdo de divorcio contribuyeron al rechazo parlamentario.
Los informes de Cox, que debe regresar a Bruselas junto a May y Barclay, reforzaron el temor de los diputados británicos partidarios del Brexit sobre la salvaguarda ideada para evitar una frontera para bienes entre Irlanda y la provincia británica de Irlanda del Norte.
Los diputados quieren evitar que este mecanismo, que busca además proteger el Acuerdo de Paz de Viernes Santo de 1998, haga que Reino Unido quede atrapado en las redes de un territorio aduanero con la UE que le impida negociar acuerdos comerciales con terceros.
Aunque la salvaguarda sólo se utilizaría como último recurso, en caso de no lograrse una solución mejor en la negociación sobre la futura relación entre ambos, Westminster urgió a la ‘premier’ a lograr arreglos alternativos sobre la cuestión con la UE.
Las posiciones siguen desde entonces sin cambios. El canciller británico, Jeremy Hunt, reiteró este miércoles en Alemania que modificar la salvaguarda mediante un “cambio simple pero importante” es “el único camino para salir de esta situación”.
El negociador europeo subrayó de nuevo el lunes a Barclay que la UE se niega a reabrir el acuerdo de divorcio y que “no puede aceptar limitar en el tiempo la salvaguarda o una retirada unilateral” de la misma, según el vocero de la Comisión, Margaritis Schinas.
A medida que se acerca la fecha del Brexit y visto que Theresa May descartó solicitar una extensión de la misma, una fuente europea aseguró este miércoles que la cumbre de la UE del 21 y 22 de marzo será un “momento importante”, una semana antes del divorcio.
Enrocados en sus posiciones, el tiempo apremia y la presión sobre el temido Brexit sin acuerdo se vuelve más pesada. “Se necesitará mucha sangre fría durante un mes. El primero que se mueva, pierde”, según un diplomático europeo.
Otra fuente diplomática europea aboga por un acuerdo entre partidos en Reino Unido para aprobar un acuerdo o que “alguna parte” de los laboristas de Jeremy Corbyn, quien viaja a Bruselas el jueves, apoye al gobierno.
Haciendo temer un incipiente alud de defecciones debido al Brexit, tres diputadas del Partido Conservador de May abandonaron el miércoles la formación para sumarse al grupo independiente recientemente formado por ocho laboristas también dimisionarios.
Mientras tanto, Reino Unido y sus 27 socios aceleran sus preparativos para limitar los daños a sus economías y preparar a sus países en caso de que fracasen en su intento de lograr canalizar con un acuerdo el primer divorcio en la historia del proyecto europeo.
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