
Este miércoles, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el mandatario ucraniano, Volodímir Zelenski, protagonizaron un nuevo desencuentro
Las diferencias entre Washington y Kiev vuelven a salir a la luz. Este miércoles, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el mandatario ucraniano, Volodímir Zelenski, protagonizaron un nuevo desencuentro sobre las condiciones para poner fin al conflicto que ha devastado Ucrania durante los últimos tres años.
La polémica resurgió luego de que JD Vance, actual vicepresidente estadounidense, respaldara una propuesta para congelar el conflicto territorial entre Rusia y Ucrania, lo que implicaría aceptar el estatus actual de ocupación en varias regiones, incluida Crimea, territorio anexionado por Rusia en 2014. Vance declaró desde India que esta solución busca evitar más pérdidas humanas:
“La única forma de detener realmente la matanza es que ambos ejércitos depongan las armas y congelen este asunto”.
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El planteamiento, promovido por Trump, ha generado fuerte resistencia por parte del gobierno ucraniano, que considera inaceptable cualquier concesión que legitime la presencia rusa en su territorio.
Ucrania rechaza ceder terreno
Desde Londres, donde se desarrollan negociaciones diplomáticas multilaterales, el jefe de gabinete de Zelenski, Andriy Yermak, reafirmó la postura inamovible de Kiev ante representantes estadounidenses:
“Ucrania se mantendrá firme en sus principios fundamentales durante las negociaciones”, en referencia a la soberanía e integridad territorial.
El propio Zelenski reiteró esta línea el martes:
“No hay nada de qué hablar aquí. Esto está en nuestra Constitución”, declaró, subrayando que Ucrania no reconocerá jamás la ocupación rusa de Crimea.
Estas declaraciones provocaron una respuesta inmediata del presidente Trump, quien expresó su molestia a través de su plataforma Truth Social:
“Nadie le pide a Zelenski que reconozca Crimea como territorio ruso pero, si quiere Crimea, ¿por qué no lucharon por ella hace 11 años cuando fue entregada a Rusia sin que se disparara un tiro?”
Trump insistió en que su administración está buscando terminar la guerra y que ya están “muy cerca de un acuerdo” que permitiría alcanzar la paz. Sin embargo, su enfoque ha sido interpretado por algunos sectores como una presión directa sobre Ucrania para aceptar condiciones desfavorables.
Diálogo diplomático en entredicho
Las fricciones se agudizaron después de que Marco Rubio, actual secretario de Estado de Estados Unidos, cancelara su participación en una cumbre clave en Londres con sus homólogos de Reino Unido, Francia, Alemania y Ucrania. La ausencia del diplomático estadounidense llevó a la suspensión de la reunión ampliada, revelando tensiones internas dentro de la alianza internacional que respalda a Kiev.
Funcionarios involucrados en los encuentros han revelado que las propuestas impulsadas por el enviado especial de Trump, Steve Witkoff, presentadas en París la semana pasada, han generado preocupación por exigir mayores concesiones a Ucrania que a Rusia. Tres diplomáticos, bajo condición de anonimato, señalaron que este enfoque puede comprometer no solo la integridad territorial ucraniana, sino también la unidad de los países aliados.
Futuro incierto para el fin del conflicto
El debate en torno a Crimea se ha convertido en uno de los principales obstáculos para un acuerdo sostenible. Aunque la administración Trump insiste en que su plan de congelar las líneas de combate busca detener el sufrimiento humano, muchos observadores internacionales advierten que esta medida equivaldría a premiar la ocupación militar, sentando un precedente peligroso para futuros conflictos.
Zelenski, respaldado por parte del bloque europeo, continúa abogando por un proceso de paz que respete las fronteras reconocidas internacionalmente. La falta de consenso sobre este punto clave mantiene las negociaciones estancadas, mientras en el terreno, las hostilidades no cesan.
La semana será crucial, pues se espera que Moscú y Kiev respondan formalmente a la propuesta estadounidense. Trump, por su parte, ha dejado claro que si no hay avances significativos, su país podría retirarse del proceso de mediación, lo que añadiría un nuevo nivel de incertidumbre al futuro de la región.