En tiempos de elección, todo el mundo es un chairo
Seguro has usado este término más de 100 veces en tu Twitter o en tu Facebook, probablemente en alguna plática llena de cervezas, en las que todos quieren solucionar los problemas del mundo, esta palabra te ha valido como recurso para descartar la opinión de tu contrincante ideológico o simplemente para molestar.
Lo cierto es que la palabra es utilizada una y otra vez, en distintos contextos y sin ofrecer un argumento detallado de lo que significa o de porqué está tan mal ser denominado como un “chairo”.
Para sorpresa de muchos, existe una definición oficial para tan distintivo mote, según la definición oficial del Diccionario del español de México, la palabra es un sustantivo y adjetivo ofensivo, y explica que el chairo es una “persona que defiende causas sociales y políticas en contra de las ideologías de la derecha, pero a la que se atribuye falta de compromiso verdadero con lo que dice defender; persona que se autosatisface con sus actitudes”.
Pero tiempo atrás, esta palabra tenía un uso, bastante lejano al actual, se utilizaba para llamar a los adolescentes que invertían una valiosa cantidad de horas en masturbarse, era una variación del mexicanismo “chaqueta”, “Chaira” que refería a este mismo acto.
Y como la actividad lujuriosa y casi compulsiva se le atribuía a adolescentes, también se utilizó la expresión “chairo” para referirse a alguien en edad inexperta, por lo tanto, sin criterio, información o suficientemente preparado.
El Chairo de oro
El primer gran chairo surgió en 2012, en un contexto de protestas nacionales tras unas elecciones federales que no convencieron a todos, en donde de manera especial se vieron diferentes movimientos sociales encabezados por jóvenes, como los que surgieron de universidades o de grupos de artistas emergentes.
Así fue como el término tomó impulso para aminorar el impacto mediático y social de estos movimientos. Así llegó Daniel Malpica, el famoso meme del chairo, un joven que acusaba directamente al entonces candidato presidencial, Gabriel Quadri, de iniciar una campaña de desprestigio contra su persona por medio de la difusión de su imagen hecha meme.
De entonces a la fecha, cualquiera que tenga el atrevimiento de declararse de izquierda, de pretender entablar dilemas y debates políticos, que vaya en contra del sistema o régimen actual, pero viva de manera capitalista (como es practicamente imposible no hacerlo) será llamado “Chairo”.
La fuerza de la etiqueta, se hace más presente en la existencia de contradicciones argumentativas o incongruencias entre el discurso y la práctica, lo que se dice y lo que se hace, lo que se pregona y como se vive…
Entonces ¿Quién no ha sido un chairo alguna vez?
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