Siemens y su rival Alstom anunciaron la firma de un protocolo de acuerdo para fusionar sus operaciones ferroviarias y crear así una potencia europea del ferrocarril
El conglomerado industrial alemán Siemens y su rival francés Alstom llegaron el martes a un acuerdo para fusionar sus operaciones ferroviarias, lo que creará una potencia europea del sector capaz de enfrentar mejor el avance internacional de la estatal china CRRC.
Siemens tendrá un 50 por ciento de la sociedad y el presidente ejecutivo, Henri Poupart-Lafarge, provendrá de Alstom, dijeron las compañías en un comunicado, lo que ayuda a aplacar las críticas de que Francia estaba cediendo nuevamente el control de uno de sus símbolos industriales.
Las sinergias producto de la unión se calculan en unos 470 millones de euros (554 millones de dólares) al cuarto año tras el cierre de la operación, según el texto publicado en el sitio en internet de Alstom.
“Esta fusión franco-alemana de iguales envía una fuerte señal en muchos sentidos. Ponemos la idea de Europa a funcionar con nuestros amigos de Alstom, creando un nuevo gigante europeo del sector de los ferrocarriles para el largo plazo”, dijo el presidente ejecutivo de Siemens, Joe Kaeser.
La operación es un revés para el grupo canadiense Bombardier, que también negoció con Siemens -según habían dicho fuentes- y enfrenta una dura prueba para mantener puestos de trabajo en Quebec e Irlanda del Norte.
Los negocios de transporte de Siemens y Alstom, que incluyen los trenes de alta velocidad TGV francés e ICE alemán, tuvieron ventas que suman en conjunto unos 15,000 millones de euros (18,000 millones de dólares) en el último año fiscal.
La sede mundial del grupo y el equipo directivo del negocio de material rodante se situarán en la región de París, mientras que la sede de Mobility Solutions estará en Berlín, Alemania. El Consejo de Administración de la nueva empresa contará con seis consejeros nombrados por Siemens, cuatro consejeros independientes y el consejero delegado.
El acuerdo está pendiente de la aprobación de los reguladores y de los comités de empresa, por lo que se espera que esté concluida a finales de 2018. En caso de que Alstom decidiera no continuar con la operación, tendría que pagar una indemnización de ruptura de 140 millones de euros.