La comunidad internacional han enviado sus condolencias a las víctimas del sismo.
Los rescatistas iraníes buscaban a posibles sobrevivientes del sismo de magnitud 7.3 que el domingo por la noche sacudió el oeste de Irán (donde se decretó un día de luto) y varias regiones iraquíes, dejando más de 400 muertos y más de siete mil heridos.
La mayoría de las víctimas de la catástrofe se registraron en Irán, en donde la Organización Nacional de Gestión de Desastres cifró el número de víctimas mortales en 445. En tanto, se estima que hay más de siete mil 300 heridos, todos en la provincia de Kermanshah, fronteriza con Irak.
En este último país el balance oficial ascendía a ocho muertos y 336 heridos.
El vicegobernador de la provincia de Kermanshah, Mojtaba Nikerdar, informó que numerosas personas se encuentran aún bajo los escombros, por lo que la cifra de víctimas mortales podría aumentar.
Con el paso de las horas, las autoridades se enfrentaban al desafío de refugiar y alimentar a decenas de miles de personas obligadas a dormir en la intemperie.
El epicentro del temblor se situó unos 50 kilómetros al norte de Sare Pole Sahab, en Kermanshah. En esa localidad murieron unas 280 personas.
El presidente iraní, Hasán Rouhaní pidió ayer la colaboración de todos los organismos oficiales competentes y a los equipos de rescate para alojar a los damnificados por el terremoto y atender a los miles de heridos.
El Presidente iraní explicó que se ha mantenido desde el comienzo “en constante contacto” con las autoridades de Kermanshah y con el ministro del Interior y que se movilizaron los recursos de instituciones públicas y militares, así como de las ONG.
En tanto, Alemania, Francia, Reino Unido, Rusia, Siria, España, Nicaragua, entre otras naciones, además de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y el Papa enviaron sus condolencias a las víctimas del sismo.
Además, Berlín y Naciones Unidas ofrecieron ayuda en caso de necesidad.
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