Si se olvida el objetivo del sindicalismo, a la larga la explotación del trabajador será todo menos prioridad
Esta semana el Presidente López Obrador hizo un llamado para que trabajadores, líderes sindicales y empresarios eviten conflictos laborales y resuelvan sus diferencias a través del diálogo y acuerdos que beneficien a las partes dentro del marco legal.
Esto luego de que la dirigencia del PAN arremetiera contra el líder del sindicato minero y senador, Napoleón Gómez Urrutia a quien culparon de incitar las huelgas en Tamaulipas.
En un tema que abre de nuevo la incógnita. ¿Sigue vigente el objetivo del sindicalismo en México? ¿Qué opinan?
No debemos olvidar que un sindicato debería ser una asociación de trabajadores que defiendan y promuevan intereses laborales.
Una agrupación que ayuda a sus miembros a negociar en grupo beneficios para todos, con peticiones que si se hicieran en lo particular, quizá no tendrían los mejores resultados.
Sin embargo, la agrupación sindical debe evitar que al ir ganando poder dentro de la empresa, este nos sea utilizado para privilegios de algunos. Proteger a empleados incompetentes, deshonestos o que afecten a la productividad.
O ir enriqueciendo a líderes que se aprovechen de sus agremiados y sobre todo de sus cuotas para hacerse de un estilo, nada honroso de vida.
Si se olvida el objetivo, a la larga la explotación del trabajador será todo menos prioridad. Crecerán los conflictos obrero patronales y ambas partes negociarán con miedo de ofrecer más de la cuenta. O dejaran de ceder ante presiones injustas que podrían llevar a la quiebra de la compañía.
¿Qué hacer? Buscar salarios justos y equitativos pero dentro de los márgenes que la empresa pueda sostener.
Aumentos inteligentes que no comprometan la cadena de producción o eleven a tal grado los servicios que al final tanto el usuario como el trabajador terminarán por pagar. Huelgas justas y no clientelares que enaltezcan la codicia y sin defender una relación equitativa entre trabajo y resultados.
Y leyes que atiendan las demandas laborales, promuevan un nivel de vida justo, capaciten, pero cuidando a la empresa que al final invierte y provee las fuentes de empleo. En un proceso de negociación en donde los incentivos promuevan la competitividad de los empleados en una relación ganar – ganar con la empresa.
Pues a la larga si ambas partes entienden que el beneficio mutuo traerá mejores resultados, empezaremos a dejar fuera de la mesa los bonos de puntualidad y a priorizar los bonos de productividad.
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