En una conferencia de prensa, en el sitio donde hoy por la mañana se produjo un socavón en el Paso Express de Cuernavaca, el secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, aseguró que se debió al reblandecimiento de la tierra y a consecuencia de la creciente de un río.
Aseguró que el Paso Express tiene las certificaciones necesarias para su construcción, descartando así que el problema sea ese, y enfatizó en que el problema fue el reblandecimiento del suelo.
Comentó que en este momento la emergencia es tratar de rescatar a las personas atrapadas y a su familia, además de reparar sin perjudicar, ya que hay drenajes a lo largo de toda la carretera.
Ruiz Esparza señaló que se deslindarán responsabilidades y subrayó que si hay alguna responsabilidad de la empresa, ésta tendrá que enfrentarla, luego de realizarse el dictamen técnico.
Sobre la concesión de la obra, el secretario refirió que Banobras la tiene a su cargo y es quien tiene la responsabilidad de tener toda la autopista -desde México hasta Acapulco- en buenas condiciones.
Asimismo subrayó lo dicho por Protección Civil, quien informó que el incidente se debió a las avenidas de agua procedentes de la montaña, las que -dijo- no son cualquier cosa y ocho metros de agua inundan a cualquier ciudad.
Comentó que a lo largo de muchos años el drenaje funcionó bien, sin embargo, las lluvias atípicas saturaron el drenaje que se tapó con la basura que arrastró la lluvia.
El secretario dio por hecho que los riesgos se corren en cualquier carretera del país, que puede ser dañada por la lluvia o por un temblor, solo que ahora lamentablemente hay personas perjudicadas.
Sobre las personas que están atrapadas, aseguró que el vehículo sigue abajo y que la maquinaria se encuentra sacando la tierra, por lo que aún se desconoce su estado de salud.
Por otro lado, señaló que espera que en máximo dos semanas, el Paso pueda reabrirse con todas las certificaciones necesarias.
Gerardo Ruiz Esparza aseguró que habrá un seguro de la carretera que hará frente a la muerte o a las lesiones de las personas atrapadas, mismo que ascendería a un millón por persona.