Sabemos que no podemos adquirir la mentalidad de no comer nada para preservar el mundo, pero sí podemos tener en mente ciertas medidas para cuidarlo
En últimas décadas, muchos hemos tomado conciencia sobre la importancia de cuidar el medio ambiente ante fenómenos tan alarmantes como el cambio climático y la preservación de varias especies, a través del cambio de nuestros hábitos diarios.
Entre estos cambios se encuentra la alimentación y la forma en cómo los consumimos alimentos, ya sea por el excesivo uso de plásticos y desechables, así como el gran uso de energía y emisión de dióxido de carbono que requieren ciertos alimentos para poder ser procesados.
De acuerdo con la Natural Resources Defense Council (NRDC), una organización no gubernamental sin ánimo de lucro fundada en 1970, en el planeta hay al menos 197 alimentos que dañan severamente la ecología del mundo.
Basando su análisis en los datos oficiales del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, causada por los alimentos entre 2005 y 2014, la NRDC señala que estos 10 alimentos que encabezan la lista negra más dañina.
En esta lista no debe sorprendernos que el sector ganadero es quien más gases de efecto invernadero produces, 18%más que el sector del transporte, según informes de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación).
Carne de vaca, genera 26.5 kilos de CO²
La ternera es el alimento que produce más emisiones de CO2, pues para fabricar una sola hamburguesa se emplean 2.498 litros de agua, y esto es sólo una estimación ya que para criar a las especies bovinas, caprinas, ovinas y porcinas, se utilizan grandes cantidades de fertilizantes, agua y muchas veces transgénicos para alimentar los pastizales.
Además los predios originales son tierras forestales que se despejan para generar nuevas tierras de pastoreo. Sin contar que la carne de vacas, cabras y ovejas tiene una particular huella de carbono, debido al metano (un gas más perjudicial que el CO2) que se fermenta y libera, en su mayor parte, en la digestión de los animales y el estiércol.
Finalmente, el procesamiento en fábricas (que consumen energía y contaminan aire y agua) y la logística (transportes y frigoríficos) dan un gran aporte al calentamiento global.
Cordero, genera 22.9 kilos de CO²
Como mencionamos con el rumiante anterior, para su cría se necesitan cantidades ingentes de agua, los fertilizantes sintéticos que dañan la tierra y el estiércol con altos niveles de nitrógeno para fertilizar los campos del forraje que alimentará al ganado.
Mantequilla produce 12 kilos de CO²
Un kilo de mantequilla equivale a 12 kilos de CO2. No es de extrañar, ya que proviene de la misma industria de las vacas. Pero de todos los lácteos, la mantequilla es uno de los alimentos más perjudiciales para el planeta porque su largo proceso de producción emplea mucha energía.
Mariscos generan 11.7 kilos de CO²
La industria pesquera también contribuye a la contaminación. Las flotas que se encuentran en alta mar dependen totalmente de los combustibles fósiles sucios, que emiten alrededor de unos 130 millones de toneladas de CO2 al año.
Este es uno de los alimentos que más están quitando de su dieta los norteamericanos, según la NRDC, y desde 2005 ha habido un descenso del 10% en el consumo de las comidas más contaminantes.
Queso provoca 9.8 kilos de CO²
Al igual que la mantequilla y otros lácteos, este tipo de productos consumen mucha energía en su elaboración, y si hay que refrigerarlos o se importan desde el extranjero, el impacto todavía se incrementa más.
Espárragos causan 8.9 kilos de CO²
Lo verde también suma grises. La agricultura se ha desarrollado en todo el mundo con el uso de pesticidas químicos y fertilizantes sintéticos. Gracias a estos compuestos, que funcionan a corto plazo, a la larga se degrada la calidad del aire y el agua, al mismo tiempo que vuelve perjudicial el entorno para trabajadores y agricultores.
Aceite de palma: 6.30 kilos de CO²
No es de extrañar que el aceite de palma aparezca en esta lista ya que es prácticamente omnipresente en la elaboración de alimentos procesados.
Pero no solamente entraña estos peligros: el cáncer, la deforestación y la extinción de hábitats son algunas de las consecuencias del cultivo extensivo de aceite de palma, como ya contamos aquí.
¿Qué hacer entonces?
Obviamente, no estamos alentando una conducta caprichosa de no comer nada para preservar el mundo. Pero sí podemos tener en mente ciertas medidas, que hagan nuestra dieta un poco más ecofriendly:
- Reducir el consumo de carne. Al ser la industria con mayor huella de carbono, es primordial limitar su consumo.
- Elige alimentos orgánicos o con un sello que certifique el no uso de pesticidas o transgénicos. Cada vez son más las marcas que están pendientes de esta problemática, por lo que se ofrecen más productos que se preocupan por el medioambiente.
- Crea tu propia huerta. Aprovecha tu terraza o patio para plantar tus propias especias. No ocupan mucho espacio, y su cuidado suele ser similar al de una planta de las que ya tenemos en casa.
- Reduce tus desechos. No sólo la producción es contaminante: al tirar restos orgánicos a la basura, incrementamos la cantidad de desperdicios que quedan expuestos al aire libre. Por ejemplo, utiliza tus desechos orgánicos en compostas.
Contenido relacionado