Llevamos ya casi 3 meses de precampañas políticas. Nunca antes en la vida contemporánea de México se había vivido tanta actividad proselitista y con tantísima anticipación a los procesos electorales.
Septiembre como ninguno. Lejos de ser esto una oportunidad para el ejercicio democrático que representa, se ha convertido en una verdadera tortura para los ciudadanos, por no mencionar el dispendio absurdo de recursos públicos (y eso solamente de lo que sabemos).
Propios y extraños hemos tenido que padecer, día a día, noche tras noche, los eventos, los discursos, las acusaciones, los señalamientos, y un largo etcétera, que ha resultado en una verdadera intoxicación de nuestros sentidos. Como si no fuera suficiente con las propias campañas, ahora, además, nos tenemos que aguantar las precampañas y los “procesos de preselección”. A esto súmele las -al menos- dos semanitas de impugnaciones, quejas, rebeliones, andanadas, desbandadas y operaciones cicatriz.
Merecemos un respiro. Pidamos a la deidad de nuestra preferencia que Morena, el Frente Amplio por México y Movimiento Ciudadano se metan (juntos o separados, da igual) a sus respectivos huacales y se den con todo o se profesen amor eterno, pero en privado, para que nos dejen descansar, aunque sea tantito, y nos permitan voltear hacia otro lado, que buena falta nos hace.
Por lo anterior, me permito sugerir que hoy comentemos otros menesteres:
Este sábado 16 se llevó a cabo, como cada año, el “Desfile Cívico Militar”, encabezado por el Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, el presidente Andrés Manuel López Obrador. En el evento participaron miembros del Ejército Mexicano, Fuerza Aérea, Marina y Guardia Nacional, sumando casi 14,000 elementos y 550 vehículos. Este año se conmemora el 213 aniversario de la Independencia de México y sobran motivos de orgullo para rendir homenaje a tantos hombres y mujeres que protegen a nuestro país y a quienes habitamos en él, jugándose en tantos casos hasta la propia vida para salvaguardar la seguridad y soberanía de nuestro pueblo y territorio.
Sin embargo, en esta ocasión, dos hechos llamaron particularmente la atención. El primero de ellos fue la participación de la delegación rusa en el desfile, a pesar de que hubo otras 18 delegaciones extranjeras tomando parte en el festejo. Tal vez lo que falló fue el timing, partiendo del hecho de que el conflicto armado que continúa entre Rusia y Ucrania sigue dividiendo opiniones y puntos de vista. Buena parte de la opinión pública sigue considerando que esta guerra no es otra cosa que el resultado de la ambición desmedida de poder del presidente ruso Vladimir Putin.
El otro hecho que se comentó fue la brevísima participación de los contingentes aéreos. A diferencia de otros años, en esta ocasión las aeronaves se limitaron prácticamente a sobrevolar el centro histórico de la ciudad, así como las zonas en las que debían hacer las maniobras propias del evento, es decir, a desfilar y volar sobre el zócalo.
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Lo acostumbrado era que estas aeronaves -aviones y helicópteros- recorrían buena parte del área metropolitana y zona conurbada, antes, durante y al cierre del desfile, esto con la finalidad de permitir que la mayor parte de la población (desde tierra) pudiese apreciarlos y disfrutar su vuelo. Este año no sucedió así, y hay, al menos, un par de voces que sospechan si esto no tendrá que ver con el hecho que ocurrió un día antes: la extradición de Ovidio Guzmán a los Estados Unidos. Pareciera que el temor de las represalias de los grupos armados se asomó por la ventana.
Pasando a otro tema bastante menos serio. Es de notarse la relevancia que ha tomado en los últimos meses el debate sobre la existencia de vida extraterrestre. Lo que más llama la atención es el uso que se le ha dado a esta discusión. Veamos, en los Estados Unidos se llevó el asunto ni más ni menos que al mismísimo Capitolio. A finales de julio, tres oficiales militares en retiro declararon ante el Congreso (bajo protesta de decir verdad) tener conocimiento y/o ser testigos de eventos que confirman que el gobierno de los EE.UU.: 1) tiene en su poder restos materiales de tecnología cuyo origen no es nuestro planeta y 2) rescató y tiene bajo su resguardo restos biológicos “No-Humanos”.
Aquí lo más relevante de todo -además del hecho de saber si pudiésemos tener compañía en alguna parte del universo- es el manejo político que se le ha dado. Desde la propia comparecencia, sin precedentes, pasando por iniciativas de ley que contemplan la existencia de vida no humana, y rematando con el factor distractor en un momento que la administración Biden-Harris está pasando por una de sus peores crisis. Los ataques entre demócratas y republicanos no cesan, las acusaciones mutuas que llegan al expresidente Trump y al hijo del presidente Biden están a tope. Se sienten ya los aires de las elecciones norteamericanas y los descalabros en la economía, el empleo, y la propia salud del presidente dan mucho de qué hablar.
Nosotros en México no nos podíamos quedar atrás, y con el mismo impulso que llegó del norte, hicimos lo propio y muy bien sincronizado. El pasado martes 12, el conocido “ufólogo” mexicano, Jaime Maussan acudió al Congreso a una audiencia pública donde tuvo como invitado especial al expiloto estadounidense Bryan Graves, justo uno de los tres oficiales que comparecieron en el Capitolio. Pero la estrella de la tarde se la llevaron dos cuerpos que Maussan presentó ahí mismo como momias de seres que tienen “al menos un 30% de diferencia respecto del material genético humano”.
Por supuesto que el escándalo apenas comienza. La NASA ya pidió que les compartamos toda la información y pruebas que tenemos, que no nos las quedemos para nosotros solos. Perú, por su parte, ya está reclamando la devolución de las momias, ya que, supuestamente, estas son parte de restos hallados en Nazca y que presumiblemente fueron sacados ilegalmente del país.
Pero esto no termina aquí y promete todavía mucho, seguro que en las próximas semanas (y conforme lo vaya requiriendo el ambiente político) seguiremos viendo más capítulos de estas historias de otros mundos. Mientras tanto recuerde que no estamos solos: los precandidatos y los extraterrestres ya están aquí.
Abelardo Alvarado Alcántara.