El llamado Niño Sicario, quien ahora tenía 20 años, fue encontrado muerto de un golpe en la cabeza y con lesiones en las manos hechas con un arma blanca
Se murió el niño sicario. Una oración con 2 palabras que jamás deberían de estar juntas. La etapa más inocente de la vida, con una de las palabras más atroces de la historia. Juegos cambiados por armas, alegría intercambiada por odio. Bajo el manto de una sociedad que está perdiendo el control de lo más valioso de su estructura.
Marcos Daniel inicio su vida delictiva a los 10 años de edad. Principalmente siendo complice de delitos a transeúntes, motociclistas e incluso durante un atraco a una empresa gasera. Delitos que lo llevaron a estar preso en el Centro de Reinserción Social Número 2.
El llamado Niño Sicario, quien ahora tenía 20 años, fue encontrado muerto de un golpe en la cabeza y con lesiones en las manos hechas con un arma blanca.
A finales de agosto, después de un enfrentamiento con el Grupo de Operaciones Especiales del Centro de Análisis, Información y Estudios de Tamaulipas fue abatido Juanito Pistolas, también conocido como el Comandante Chiquitín.
Un recluta más del crimen organizado que a los 13 años fue llamado a las filas del Cartel del Noreste para perteneces a la Tropa del Infierno. La autoridad lo detuvieron en algunas ocasiones pero fue puesto en libertad por ser menor de edad. Murió por una serie de ráfagas que recibió durante el enfrentamiento las cuales lo dejaron irreconocible.
Y ayer, nuestro compañero Carlos Jiménez daba cuenta en redes sociales como en la alcaldía de Cuauhtémoc en la Ciudad de México, fue detenido Josman de 14 años de edad, luego de haber asaltado con pistola en mano a una persona que acababa de retirar 85 mil pesos del banco. El atraco lo hizo afuera de un Ministerio Público.
Y como estas historias cada vez más. Niños y jóvenes reclutados para ser halcones o cometer delitos como secuestros, pues saben que por su edad tendrán más posibilidades de salir libres o también porque son considerados como desechables.
Aprovechan que están desprotegidos y los enrolan en ambientes vulnerables donde sólo sobrevivirá, al menos por un tiempo, quienes sean más aptos para el negocio.
¿Qué estamos haciendo para evitarlo? Por lo pronto el Presidente hace un llamado a los delincuentes a que recapaciten, a que piensen en sus familias, que piensen en sus madres, en sus mamacitas.
¿Y si cambiamos de dirección ese discurso? Y en lugar de dirigirlo a los malos, lo dirigimos a políticos y sociedad. Pues la violencia no bajan, pero lo que si sube, son los aparentes huerfanitos, al momento de tomar decisiones en todos los niveles de poder.
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