La “Ciudad de los 15 minutos” es un proyecto que busca que los habitantes disfruten en zonas donde todo quede a un cuarto de hora
Quiero preguntarles algo. Antes de la pandemia ¿cuánto tiempo gastaban para llegar a su trabajo? ¿cuántos minutos les tomaba ir al cine más cercano, a un buen lugar para comer, o a un sitio dónde poder hacer ejercicio? Podían llegar a estos lugares caminando, en bici, o siempre había que tomar el auto o el transporte público.
Carlos Moreno, director y catedrático de Emprendimiento, Territorio e Innovación de la Universidad Sorbona de París desde antes de la pandemia empezó a trabajar en una idea que se escucha muy interesante. La llamaron la Ciudad de los 15 minutos. Un proyecto que justamente busca que los ciudadanos habiten, trabajen, compren, se ejerciten, vayan a la escuela y disfruten en zonas donde todo quede a un cuarto de hora.
Y es que en los últimos 100 años la planificación urbana a ido separando lugares. Están las zonas donde vivimos, las del trabajo, los sitios a en los que compramos, la industria y el entretenimiento, todo en bloques que por el tipo de traslados nos hacen perder tiempo, generan caos en el transporte, contaminan y afectan la calidad de vida.
¿Es posible una Ciudad de 15 minutos en México? Una misión para buscar una vida urbana, flexible y ágil #AbreLosOjos @FranciscoZea @ElOpinadorTV por @ImagenTVMex pic.twitter.com/P7JfudFa3u
— imagenzea (@imagenZea) August 27, 2020
Pero qué pasaría si mezclaremos los barrios con las zonas comerciales, cómo nos iría si pasáramos más tiempo de ocio en las calles de nuestra colonia haciendo comunidad. Llevando a cabo actividades que nos mantengan afuera y a los ladrones a dentro. Echando a andar negocios locales, con movimiento en parques y colegios cercanos.
En las grandes ciudades parece una misión imposible, pero con la ayuda de las autoridades y canalizando los presupuestos que ya se invierten en las cosas incorrectas, quizá podría empezarse en aquellos Estados de la República en donde apenas está creciendo la población. A lo mejor si empezamos haciendo pequeños experimentos luego podamos descentralizar las propias ciudades haciendo una vida urbana más agradable, flexible, ágil, donde se rompa el anonimato y el estrés.
Actualmente Melbourne, Ottawa, Detroit y Copenhague lo están intentando. Y existe el proyecto para aplicarse en algún momento en Buenos Aires, Montevideo, Lima, Medellín, Bogotá y Río de Janeiro. Una acción que no sólo mejoraría la calidad de vida, sino que además reduciría las emisiones de CO2 provocadas principalmente por las grandes metrópolis, los autos y las viviendas.
Una utopía a corto plazo, pero quizá algo factible con los años. Si el Covid ya nos hizo cambiar nuestro estilo de vida, tal vez podamos aprovecharlo para seguir la inercia de la transformación platicando al respecto con los actores sociales, políticos, ambientales y económicos de cada región. Es preciso transformar nuestra forma de actuar, y en una de esas la pandemia ya nos empezó a ayudar.
IPR
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