Una exploración sobre los límites de la oscuridad humana que integra temas como la trata de personas, la prostitución, la migración, la frontera y la guerra. Ese es el planteamiento de El eterno verano de la guerra, pieza escrita por el dramaturgo y ensayista Hugo Alfredo Hinojosa, durante su permanencia en la Royal Court Theatre de Londres, que será llevada a escena el 8 de marzo al Teatro Salvador Novo del Centro Nacional de las Artes (Cenart), bajo la dirección de Lorena Maza.
Pienso que vamos al teatro para que nos digan la verdad, para escuchar y ver esa realidad oculta, íntima y social, así que en el universo atemporal y universal de esta pieza aparecen tramas y subtramas que siguen vigentes, pero lo interesante es el planteamiento del autor, que nos aleja lo suficiente de los hechos para que el espectador pueda verse reflejado sin sentir vergüenza o indiferencia”, dice a Excélsior Lorena Maza.
La exploración, abunda la directora escénica, nos habla de cómo los seres humanos llegamos a los límites de la oscuridad, bajo esa idea de frontera física y también mental o interior, que nos hace descender a estos lugares oscuros, a esa zona de tolerancia del submundo humano, al punto en que aguantamos lo inaudito, lo aterrador, lo inefable que existe dentro de todos nosotros.
Y al mismo tiempo, el montaje va al corazón del conflicto, que es la familia, porque en esta narración, donde existen círculos concéntricos, el más íntimo es la familia donde sucede también la tragedia.
Cuando quieres que algo sea trágico debe suceder en el seno de la familia y aquí no es la excepción. Partimos de la historia del dueño del Chicago Club, un antro fronterizo, sostenido por una relación tóxica, machista y abusiva con su familia y hacia el exterior”, apunta.
¿Podría hablar de los personajes? “En escena aparecen arquetipos sociales como la puta, los apostadores, el migrante, el padrote, la madre y el hijo, pero no se trata de personajes simplificados. Además, todos coinciden en algunos elementos, por ejemplo, todos son fallidos y trágicos, cometen un error y lo pierden todo, por tanto, tienen un arco dramático pronunciado y bordean el límite entre la razón y la locura, entre la vida y la muerte, el amor y el odio”.
En primer plano, abunda Maza, aparece el padre, quien también es jefe y padrote, un hombre que carece de escrúpulos y que es un tipo con heridas, incapaz de vulnerarse y de mostrar su amor.
Quizá lo logra cuando su hijo retorna de la guerra incapacitado y habiendo perdido la razón. “Es el típico macho, resentido, celoso, que logró superarse en la vida, que no encuentra la paz ni la felicidad y que ha olvidado el placer y que es incapaz de sentir empatía.
También tenemos al personaje de Andrea (la puta), quien es sumamente interesante, porque es una mujer que fue vendida por su propio padre a los 11 años, a cambio de una botella diaria de Bacardí durante una semana. Sin embargo, es el típico caso de una víctima que se convierte en victimario”, ya que tras sobrevivir a la situación se convierte en socia del antro y decide someter a otras mujeres y hombres.
En la trama también aparece un joven periodista que intenta hacer un reportaje sobre la trata y los antros, pero termina sometido y convertido en víctima, al igual que los apostadores, que son personajes que vienen de zonas pudientes, sometidos por sus propias mujeres en una doble moral católica que acuden al antro donde sueltan sus fantasías y dedican parte
de su tiempo a torturar y asesinar migrantes.
Escenificada por la compañía Calypso Producciones, El eterno verano de la guerra contará con el trabajo escénico de Miguel Tercero, Víctor Oliveira, Hamlet Ramírez, Tamara Mazarrasa, David Montalvo, Elías Toscano, Álvaro Guerrero y Laura Almela.
Además, cuenta con la participación de Jesús Hernández (diseño de escenografía e iluminación), Jerildy Bosch (diseño de vestuario), Miguel Hernández (diseño sonoro) y Maricela Estrada (maquillaje), y tendrá funciones en el Teatro Salvador Novo, del 8 de marzo al 16 de abril, con funciones jueves y viernes, 20:00 horas; sábados 19:00 horas; y domingos, a las 18:00 horas, excepto del 6 al 9 de abril, por Semana Santa.
Con información de Excelsior