Hoy me sorprende que a tantas personas le sorprenda a su vez, la violencia en contra de las mujeres en México. Hordas de personas desgarrándose las vestiduras por el horripilante y macabro homicidio de Ingrid en manos del orate de su pareja sentimental.
Resulta por demás sobrecogedor escuchar y ver la calma y frialdad con la que su asesino cuenta como le clava un cuchillo en el cuello y después la destaza para poder tirar sus restos en el drenaje. Maldito loco. Maldita indiferencia vecinal, pues los vecinos notaban y escuchaban consuetudinariamente gritos y peleas y nadie tuvo el amor, la curiosidad o la madre de avisar a alguna autoridad (que quizás para ser justo de nada hubiera servido). Maldita falta de educación cívica y cultura de equidad que mantuvo a Ingrid aguantando el infierno de un “compañero” alcohólico y golpeador .
La noticia para todos aquellos que están tan sorprendidos es que por lo menos una vez a la semana tenemos un homicidio con las mismas características o quizá peores de violencia y saña en contra de una mujer, un feminicidio vaya. Sino que le pregunten a Lorena Gutiérrez a quien le arrancaron de la forma más cruel a su hija Fátima una pequeñita de 12 años, a la que violaron, abrieron las entrepiernas el pecho 30 centímetros y a golpes de piedra le quitaron la vida. Al día de hoy Lorena sigue peregrinando para alcanzar justicia. Esta brutal narrativa es una asquerosa realidad en un país en donde la conciencia reacciona a golpes mediáticos.
Con un poco de estupor soy espectador del nuevo circo de las redes sociales en donde nadie encuentra llenadera ni le dan gusto. Inmediatamente después de que las hienas de twitter tuvieron su festín de sangre con Erick Francisco, asesino de Ingrid Escamilla, voltearon los ojos desorbitados y los colmillos, a aquel que filtró las fotos terribles, violentas y deleznables de la escena del crimen. Subiéndose al tren desde el Presidente hasta el grupo de “nalgaprontistas “ que lo rodean que no se atreven a darle un buen consejo aunque sea con dureza, aunque se trate del jefe de la silla.
Como lo dije en mis espacios de TV y radio de Grupo Imagen, no puedo más que coincidir con Sergio Sarmiento, que en una columna de la semana pasada decía con verdad, que no se puede criminalizar igual al feminicida, que a quien filtró las fotos, sobre todo por que este último hizo visible la crudeza del homicidio de Ingrid, de lo contrario hubiera sido una muerte más de las que ocurren diariamente en contra de las mujeres y a las que preferimos cerrar los ojos para no horrorizarnos con el país violento y salvaje que construimos, en donde las mujeres no tienen el mismo derecho de los hombres a que se salvaguarde su integridad.
Platicando con Alejandro Desfassiaux, experto en temas de seguridad de México y presidente de Grupo Multisistemas de Seguridad Industrial las cifras que surgen son terribles de diciembre del 2018 diciembre del 2019 los feminicidios han aumentado 16.6 por ciento y en el último lustro un 137 por ciento. En el primer año de gobierno de López Obrador se han presentado 1060. Una de las razones según el experto de este brutal crecimiento tiene que ver con la falta de sensibilidad de los fiscales que han decidido investigar los feminicidios como homicidios convencionales, normalizando así la violencia y la muerte en contra de las mujeres en razón de género.
En su análisis Desfassiaux va más allá y concluye que el gran cáncer en materia de seguridad son las policias estatales y municipales, susceptibles de una gran corrupción, por lo que hace un llamado al Congreso con mayoría de Morena para que legisle un esquema en donde la Guardia Nacional pueda tomar control operativo y táctico de las mismas y llama de nuevo a establecer un colegio nacional de mandos en donde se estandarice la preparación y los procedimientos de toma de decisiones.
Coincido con el experto si no tomamos medidas extremas y urgentes las mujeres y los hombres seguirán muriendo como hasta hoy, por miles.
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