Una persona duerme alrededor de un tercio de su vida, lo que demuestra la importancia de ese descanso y atender los trastornos de sueño
En el mundo, una de cada tres personas padece algún trastorno del sueño. En México, 75 por ciento de la población que acude a clínicas del sueño lo hace por ronquidos o apnea de sueño, mientras que el 25 por ciento asiste por insomnio, somnolencia diurna y otros trastornos, afirmó Reyes Haro Valencia.
El exdirector de la Clínica de Trastornos del Sueño de la UNAM indicó que una persona duerme alrededor de un tercio de su vida, lo que demuestra la importancia de ese descanso. “Todas las noches se realizan funciones importantes, como la recuperación física; la restauración fisiológica del organismo; la producción de hormonas, neurotransmisores y nuevas células, así como la regeneración del tejido que refuerza el sistema inmunológico”.
En el marco del Día Mundial del Sueño, que se conmemora hoy, 13 de marzo, Haro Valencia subrayó que para evitar estos problemas es fundamental tener un estilo de vida saludable: “debemos ejercitarnos, alimentarnos y dormir bien; si dormimos mal, menos tiempo o tenemos un trastorno, el cuerpo no se recupera, estaremos cansados, cometeremos errores y seremos más proclives a adquirir enfermedades”.
Dormir adecuadamente disminuye los accidentes de tránsito y muchas situaciones de violencia que se observan en las sociedades modernas, aseguró el universitario.
La mejor manera de conseguirlo es con técnicas conductuales: ubicar la postura idónea y concentrarse en la respiración; procurar las condiciones para descansar, como evitar la ingesta excesiva de líquidos y alimentos irritantes antes de dormir; tener lejos del alcance los dispositivos electrónicos; programar el despertador a la hora que se deba levantar y no ver el reloj en la noche, recomendó.
Existen cuatro indicadores de buena calidad de sueño en adultos: quedarse dormido en 10 minutos aproximadamente; tener continuidad de ese descanso durante la noche, “aunque hay despertares programados porque el sueño consiste de cuatro etapas, que suceden en ciclos de 90 minutos”.
Un tercer elemento es la profundidad del sueño, que corresponde a soñar, y por último, la duración, que debe ser entre siete y ocho horas.
De acuerdo con la clasificación internacional de los trastornos del sueño más reciente (2014), existen cerca de 100 que nos acompañan a lo largo de la vida: desde recién nacidos, que puede llegar a la llamada muerte de cuna, y en la infancia el insomnio, las parasomnias como el sonambulismo, y los terrores nocturnos.
Durante la adolescencia se atienden con frecuencia las desveladas, y es cuando se empieza con el insomnio y somnolencia excesiva, que se mantienen en el adulto joven; a partir de aquí puede aparecer el ronquido. En el adulto mayor también se manifiestan algunas formas de insomnio, que van acompañadas por problemas físicos o el consumo prolongado de medicamentos, dijo.
El Día mundial del sueño es promovido por la Asociación Mundial de Medicina del Sueño, con el objetivo de evidenciar y tratar las causas y síntomas de la falta de sueño, un problema que, de no ser tratado a tiempo, puede ocasionar serios problemas de salud.
“Es una campaña que se realiza desde hace más de 10 años, y este 2020 está dedicada a lograr un mejor estilo y expectativa de vida, una mejor interacción social y un sueño más armonioso”, concluyó Haro Valencia.
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