El exdelantero del Real Madrid Robson de Souza Santos, “Robinho”, fue sentenciado a 9 años de prisión por un episodio de violencia sexual ocurrido en 2013
El futbolista brasileño Robson de Souza Santos, conocido como Robinho, ha sido sentenciado por la sección novena del tribunal de Milán a nueve años de cárcel por una violación en grupo a una joven albanesa cometida el 22 de enero de 2013 en una discoteca en dicha ciudad italiana.
El que fuera delantero del Real Madrid, del Manchester City y del Milán fue condenado por el asalto sexual a la joven, en compañía de otros cinco hombres brasileños. No era la primera vez que el brasileño recibía una acusación del delito de violación.
Robinho, que inició su carrera en 2002 en el Santos, había negado tales acusaciones en 2014, cuando medios italianos reportaron que había participado en el asalto sexual contra la joven, entonces de 22 años.
El exseleccionado de Brasil de 33 años, que actualmente juega para el Atlético Mineiro de ese país, es uno de los seis condenados por este caso, informan medios italianos, sin embargo, los otros cinco implicados no se presentaron a la audiencia.
La resolución judicial, que también obliga a indemnizar a la víctima con 60.000 euros, señala que “abusaron de las condiciones de inferioridad psíquica y física de la persona agredida, que había tomado sustancias alcohólicas, con el agravante de haberle dado de beber hasta que quedó inconsciente y fue incapaz de oponerse”.
Ya en enero de 2009, cuando recién llegaba al Manchester City, el delantero brasileño ya había sido investigado por una presunta agresión sexual sucedida en un club nocturno en Leeds. Pero después de ser interrogado por la policía de West Yorkshire y negar las acusaciones, quedó en libertad bajo fianza. Así, en abril de ese año la Policía decidió no continuar por el caso y Robinho no fue juzgado.
Pero en cambio, la violación de Milán sí fue investigada a fondo y la Fiscalía pidió el arresto del fubolista en 2014, pero la medida fue en primer instancia rechazada por la juez. La pena solicitada por la acusación pública, representada por Stefano Ammengola, fue de 10 años de cárcel y a lo largo del proceso se pudo escuchar a la víctima confirmando las acusaciones delante de los jueces.
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