El zoo de San Diego usará el material genético que guarda de estos animales para tratar de ‘resucitar’ la población
Sudán, el último macho de rinoceronte blanco del norte, murió a los 45 años de edad en la reserva Ol Pejeta Conservancy debido a que no consiguió superar una infección en su pata derecha que llevaba molestándole hace meses, por lo que veterinarios decidieron someterlo a una eutanasia.
Con su muerte, se habló de la extinción de la especie, sin embargo, el destino de los rinocerontes blancos del norte está en manos de la ciencia o, mejor dicho, de la genética. “Ahora, gracias a la tecnología tenemos una oportunidad de restaurar la especie”, ha señalado Oliver Ryder, director de investigación del zoo de San Diego.
La última esperanza para salvar la subespecie africana se encuentra en el Instituto de Investigación del zoo de San Diego, congelada y bajo llave. Se trata del Frozen Zoo, un banco genético en el que se conserva el ADN de más de 120 especies, entre las cuales se encuentra el casi extinto rinoceronte blanco del norte. El plan para ‘resucitar’ la subespecie pasa por recuperar el material genético de los tejidos que tienen almacenados. Posteriormente, se plantea obtener células primordiales como ovocitos y espermatozoides. Con todo el material genético listo, se buscará una madre subrogada para efectuarle una fecundación in vitro. Los investigadores plantean que, para entonces, el embrión se implantará en una hembra fértil de rinoceronte blanco del sur, una subespecie que, a día de hoy, cuenta con más ejemplares.
Tomás Marqués-Bonet, director del Instituto de Biología Evolutiva (CSIC-UPF), añade: “Lo que se está planteando es una de-extinción. Es decir, crear una nueva población de una especie que está desapareciendo. Si conseguimos células madre del rinoceronte blanco del norte podremos convertirlas en lo que sea y, gracias a ello, recuperar la especie”.
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