En el Palacio de Bellas Artes, se rindió homenaje a José Agustín poco después de su fallecimiento, destacando su irreverencia literaria.
“José Agustín (1944-2024) vivió de manera singular y nos cautivó con su filosofía de desafiar las normas, cuestionar el sistema, elevar el volumen, buscar la poesía, ser intrépido y consultar el I Ching, entre otros principios que presencié en su práctica”, manifestó el editor Andrés Ramírez, hijo del autor de “La tumba”, durante el sentido homenaje llevado a cabo en el vestíbulo del Palacio de Bellas Artes. Durante este evento, las cenizas de José Agustín fueron recibidas con aplausos, recuerdos y rock and roll.
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En su breve discurso, Andrés Ramírez también admitió que para alguien que vivió pensando que su trabajo no era reconocido del todo, “queda claro hoy, con tantos amigos cerca, que su obra fue apreciada por muchos otros leales y silenciosos; (y) su palabra llegó más lejos porque escribió desde el fuego, desde un lugar innombrable y desconocido para nuestra razón”.
También lamentó aquel accidente que sufrió su padre, en 2009, el cual mermó su salud, pese a lo cual siempre mantuvo un pensamiento coherente.
“Ojalá veamos pronto un México más justo, donde la palabrería no sea tan hiriente, donde haya congruencia entre lo que se dice y lo que se hace. Él lo intentó en todo momento“.
“Esos días finales serán memorables para mí, por muchas razones, los guardaré secretamente en una caja llena de rock chino. Nunca creí llegar al momento donde termino de hablar y siento más su ausencia… Buen viaje querido padre, que estés cerca del fuego”, indicó.
En su oportunidad, la escritora Elena Poniatowska recordó al homenajeado como “un contestatario, un hombre que se levantó contra la injusticia y quien le quitó solemnidad al paisaje literario de México.
“José Agustín abrió las puertas a la cultura de la chaviza, a los jóvenes que hicieron de la irreverencia una forma de acercarse a la literatura”, señaló la ganadora del Premio Cervantes 2013.
También destacó que en sus libros se sintieron representadas las niñas de minifalda y los greñudos de pantalones de mezclilla.
EL JEFE DE LA ONDA
Durante el homenaje, realizado a poco más de un mes del fallecimiento del autor, la banda de rock La Barranca interpretó The House of the Rising Sun, Cuervos y Máscara de relámpago, mientras el poeta Alberto Blanco hizo un retrato hablado del también autor de La contracultura en México y Se está haciendo tarde (final en laguna).
“No puedo evitar preguntarme qué habría pensado de todo esto (del homenaje) el piscodélico y original escritor mexicano, el gurú de la contracultura, el jefe de La Onda y el rebelde de las letras mexicanas.
“Conociéndolo y recordándolo en sus buenos tiempos, estoy seguro que se habría reído de esta ceremonia y, muy probablemente, habría acompañado esas risas con dos o tres majaderías, como era su costumbre”, expresó con aire festivo.
Recordó el ensayo Vuelo sobre las profundidades, de 2008, concentrado en la figura del poeta Lawrence Ferlinghetti y de otros autores de la Generación Beat.
En ese ensayo, José Agustín afirma que la Generación Beat coincidía en una profunda insatisfacción ante el mundo de la posguerra y aseguraba que era necesario ver la realidad desde una perspectiva distinta, crear un aire libre, desnudo, confesional, personal, social y generacional, coloquial y culto a la vez, que tocara fondo y que rompiera con las camisas de fuerza de los cánones estéticos imperantes, explicó Blanco.
Sin embargo, quizá sin saberlo, aquel texto se convirtió en un retrato hablado del anhelo que gobernó todo su trabajo, desde la insatisfacción y fuera de los cánones imperantes en México.
En el homenaje también participaron Margarita Bermúdez, su compañera de vida; sus hijos Jesús y Agustín; la poeta Elsa Cross, Alejandra Frausto, titular de Cultura federal,
y Lucina Jiménez, directora del INBAL.
Con información de Excelsior