Además del edificio colapsado en la zona de Lindavista a consecuencia del terremoto del 19 de septiembre, reportan otra vivienda derrumbada al norte de la Ciudad de México, en la colonia Nueva Atzacoalco
La vieja casa de la esquina de las calles 323 y 314 en la Colonia Nueva Atzacoalco había resistido los terremotos en la Ciudad de México desde la década de los años sesenta.
La casa fue construida por una familia de apellido Castorena en la época en que la Nueva Atzacoalco formaba parte de las colonias en expansión de la Ciudad de México.
La tierra era barata y los predios fraccionados eran tan amplios como no han vuelto a serlo en los años recientes.
La familia Castorena decidió emigrar y la casa fue vendida a su actual dueño que hasta el cierre de esta edición no había acudido aún a negociar su ingreso al padrón de beneficiarios del programa de reconstrucción.
Marisol Terán y su hija adolescente eran las únicas inquilinas en la casa de dos niveles.
El 19 de septiembre sólo Marisol se encontraba dentro de la casa que se derrumbó. La losa del segundo nivel cayó sobre el resto de la edificación. Era una casa de auto construcción, como lo han sido durante décadas en la periferia de la capital del país, edificada por albañiles, con tabique gris y tezontle en las losas para aminorar el peso.
Tras varios minutos, Marisol fue rescatada por los propios vecinos de entre los escombros.
La casa fue el inmueble más al norte en la Ciudad de México en colapsar, a unos cinco kilómetros en línea recta del edificio de Coquimbo 911, en Lindavista.
A dos semanas del terremoto del 19 de septiembre, los escombros siguen en el lugar, y el solar con las varillas expuestas donde debía construirse un nuevo nivel de la casa, quedaron a la vista de quienes caminan por el lugar.
En la zona de la Nueva Atzacoalco hubo varias viviendas con grietas que siguen a la espera de un dictamen que determine si su estructura sigue siendo apta para ser habitada.
Con información de Arturo Páramo
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