Dicha obra es de la mayor importancia en su tipo porque es el paso de múltiples ramales de transporte público en Iztapalapa, así como por la magnitud
La alcaldesa de Iztapalapa, Clara Brugada Molina, supervisó la obra de mitigación de la grieta de la calle Enrique Contel, donde desde hace meses se realiza un procedimiento especial, diseñado por especialistas de la demarcación para rehidratar el subsuelo y evitar que la fractura, actualmente de 3.70 metros de honda, alcance una mayor profundidad. Está proyectado concluir los trabajos a mediados de abril.
Esta grieta, que es la más grande de la alcaldía y está localizada en la Colonia Guelatao de Juárez, primera y segunda sección, es la más importante que dejó como saldo el sismo de septiembre de 2017, pues aunque ya existía una fractura, el terremoto la agudizó y provocó en la calle un hundimiento con un escalonamiento de un metro de diferencia, lo que la hizo intransitable. Por ello, se le dio prioridad para su mitigación.
“No nos vamos a detener en el tema de mitigar las grietas. Vamos a ir recorriendo todas las calles de Iztapalapa” que resultaron afectadas por este problema, afirmó la alcaldesa y adelantó que en breve se presentará el programa de trabajo para atender las más de 2 mil 400 puntos de afectación en calles de la demarcación, derivadas de las cuarteaduras que se agravaron con el terremoto.
La obra de Enrique Contel, expuso, es de la mayor importancia porque es el paso de múltiples ramales de transporte público, miles de vehículos particulares y de peatones procedentes de las unidades habitacionales aledañas, así como por la magnitud, pues es la más grande de todas las grietas que se deben mitigar.
Los trabajos se realizan en un espacio de 70 metros de largo, longitud que abarca la grieta en la calle, por 14 metros de ancho que ocupa la vialidad y 3.70 metros de profundidad.
En anteriores administraciones, se dio tratamiento, pero no fue el adecuado y en poco tiempo se volvían a registrar hundimientos, así como fugas en la red de de drenaje y de agua potable.
Agregó que en este caso, lo primero fue destapar los viejos colectores de agua y de drenaje – de 76 centímetros de diámetro – para conocer su estado y fue entonces cuando se determinó que deberían ser sustituidas por tubería de polietileno corrugado, que es resistente a los movimientos de la tierra y deformaciones.
Se confirmó también que a 3.70 metros de profundidad ya estaba el manto freático, el subsuelo con agua y que en esta capa la grieta se detenía, por lo que se tomó la decisión de rellenar con material granular, en este caso grava, que permite la filtración de agua, así como colocar coladeras de banqueta, conectadas a un colector central, diferente al del drenaje y del agua potable, que tiene varios orificios, lo cual permitirá captar agua de lluvia en la calle y enviarla al subsuelo.
Brugada Molina afirmó que con la colecta de agua de lluvia se “rehidratará” el subsuelo y esto evitará que la grieta se profundice. Una vez que se concluya el relleno, se procederá a cubrir la calle con pavimento.
Está proyectado que la mitigación mantenga la vialidad en buenas condiciones para la circulación vehicular y peatonal segura durante varios años, en los cuales tendrá que haber un monitoreo permanente.
Además, la funcionaria dijo que en breve dará a conocer el programa de mitigación en los 2 mil 400 puntos donde las grietas que han afectado las calles de la demarcación.
Afirmando que en 300 de esos lugares, resultó severamente dañada la red de agua potable y de drenaje. Los trabajos en cada sitio, aseguró, se realizar a detalle para garantizar que sirvan durante varios años a la comunidad.
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