El foco de Kamala Harris está en los grupos históricamente marginados como las mujeres, los negros y los blancos de bajos ingresos.
Al declararse el triunfo electoral de Joe Biden, lo cual lo coloca como el presidente número 46 de Estados Unidos, también se ratifica el triunfo de Kamala Harris, quien se encontraba en la misma formula electoral como candidata a la vicepresidencia, convirtiéndola en la primera mujer en ese puesto en la historia de aquel país.
A través de su cuenta de Twitter, Harris también felicitó al nuevo presidente y agradeció el voto de los estadounidenses mediante un mensaje muy esperanzador.
“Esta elección es mucho más que @JoeBiden o yo. Se trata del alma de Estados Unidos y nuestra voluntad de luchar por ella. Tenemos mucho trabajo por delante. Empecemos”, escribió.
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Harris, no es ni blanca ni negra, ni conservadora ni progresista, feminista pero no militante del movimiento, propicia la mano dura contra el crimen, aunque lucha porque las cárceles no estén llenas de hombres negros.
La senadora por California tiene 54 años, está casada con un abogado judío que tiene dos hijos de un anterior matrimonio. Es hija de una científica india y un economista jamaiquino. Su hermana, Maya, es una dura comentarista y panelista de la cadena de noticias MSNBC.
Fue la primera mujer fiscal del distrito en San Francisco y la primera fiscal general de California mujer/negra/asiática. Un hito en un país donde el 80% de los fiscales son hombres y el 90% blancos.
También es la segunda mujer negra que se convirtió en senadora. Cuando llegó al Congreso, hace dos años, se hizo una promesa y aseguró que su principal motivo para estar allí era “sacar a Trump de la Casa Blanca, por juicio político o por las urnas”.
Como senadora siempre se presentó como una negociadora que puede atraer a un amplio espectro de votantes de centro.
En lugar de tratar de reconvertir la economía, sus propuestas buscan resultados incrementales, creando valor sobre un producto que ya existe y añadiéndole innovaciones permanentes.
Su foco está en los grupos históricamente marginados como las mujeres, los negros y los blancos de bajos ingresos. Sus agudas habilidades para el debate y su personalidad afable la convierten en una contendiente de cuidado del Poder Ejecutivo y en una “guardaespaldas” aguerrida para cuidar a Biden.
Con información de Infobe Noticias
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