Es peligroso asumir que incluso si la estrategia funciona en Suecia, funcionará en otros lugares
Desde que comenzó la pandemia por Covid-19, los gobiernos de todos los países del mundo recomendaron el aislamiento social y la cuarentena de sus ciudadanos como una forma de reducir al mínimo la probabilidad de contagios por este- hasta ahora- mortal virus.
No obstante, Suecia contravino a las autoridades sanitarias internacionales y nunca implementó ninguna de estas medidas apostándole a la innmunidad colectiva, también conocida como inmunidad de rebaño, el mitigamiento de la expansión exponencial de este mal.
El gobierno sueco se puso en el ojo del huracán sanitario cuando recomendó a sus ciudadanos solamente tomar medidas restrictivas de manera voluntaria, pero sin cerrar ningún establecimiento de forma oficial.
Niños, jóvenes y adultos mayores continuaron el desarrollo de su vida con tranquilidad sin que hubiera suspensión de clases ni clausura de parques o gimnasios.
¿Pero qué es la inmunidad colectiva y por qué adoptaron este plan como medida de “salvación”?
La Dra. Maria Van Kerkhove, epidemióloga de enfermedades infecciosas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha señalado que se le llama inmunidad colectiva cuando varios miembros de una comunidad se contagian con una enfermedad para así producir anticuerpos.
Es decir, la inmunidad colectiva se obtiene cuando una parte significativa de la población se ha vuelto inmune al virus, de modo que el contagio se ralentiza y finalmente se extingue.
Eso se puede alcanzar de dos maneras: con una vacuna o haciendo que suficientes personas se expongan al virus y desarrollen una respuesta inmune..
De acuerdo con su principal promotor, el epidemiólogo sueco Anders Tegnell, la inmunidad colectiva, que bloquearía la epidemia, es un objetivo difícil y controvertido porque implica aceptar la propagación de la enfermedad en la sociedad y, por lo tanto, un mayor número de muertes.
Sin embargo, el encargado de la Agencia de Salud de Suecia señala que la tasa de inmunidad es un factor importante, especialmente para evitar una segunda ola.
“Esta inmunidad de la población es un factor esencial en la construcción de una estrategia a largo plazo frente a esta enfermedad. Todos los expertos están de acuerdo con eso”, puntualizó en una de sus conferencias diarias.
El especialista ha señalado que esta iniciativa ha tenido resultados positivos para el país y que con ella se ha podido mantener la curva bastante plana, y los números parecieran darle la razón pues Suecia ha registrado 28,582 contagios de coronavirus y 3,529 muertes, algo que lo pone muy por debajo de países como Italia, España y Reino Unido.
“Sí, creo que es bueno porque todo indica por el momento que es raro enfermarse dos veces. En Suecia solo sucedió con una persona. También sabemos que cuantas más personas inmunizadas tenga la población, más lenta será la transmisión. Y eso es lo que queremos porque ayuda a que nuestro sistema de atención médica dure“, enfaizó Tegnell.
Este epidemiólogo explicó que la pandemia se detendrá en este país cuando el 60% de la población se infecte con el virus, después de esto se espera que los números de casos disminuyan rápidamente, lo cual se espere inicie en mayo.
Pero la realidad no es tan simple para Suecia. Las autoridades gubernamentales parecen estar a favor de esta estrategia, luego en contra, y luego a favor de nuevo si los datos parecen prometedores. Y es peligroso asumir que incluso si la estrategia funciona en Suecia, funcionará en otros lugares.
Una de las razones por las que este modelo parece haber funcionado en el país escandinavo se la salud de sus habitantes.
Las tasas de diabetes e hipertensión, dos de las condiciones subyacentes de mayor riesgo, son mucho más elevadas en otras partes del mundo como Estados Unidos y Reino Unido, donde cuatro de cada diez habitantes son obesos.
Asimismo, el respeto por las indicaciones de las autoridades y el cumplimiento de las normas establecidas es mucho más alto en Suecia, donde su primer ministro, Stefan Löven, ha señalado que “Todos nosotros, como individuos, debemos ser responsables. No podemos legislar y prohibirlo todo. También es cuestión de sentido común”.
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NCV