En México, han llegado cinco huracanes de categoría 5 desde el océano Atlántico: Janet en 1955, Beulah en 1967, Anita en 1977, Gilbert en 1988 y Dean en 2007. En el Pacífico, han sido dos: Patricia en 2015 y más recientemente Otis, que impactó el puerto de Acapulco.
Ayer por la tarde, el huracán Beryl sorprendió a las autoridades meteorológicas al intensificarse a categoría 5 mientras se desplaza por el Caribe oriental hacia las costas de México. Sus vientos superan los 250 kilómetros por hora, situándolo en la clasificación más crítica de la escala Saffir-Simpson.
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De acuerdo con el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), la trayectoria actual del meteoro indica que impactará dos veces en territorio nacional. Si mantiene su rumbo actual, Beryl tocará tierra en la Península de Yucatán durante la noche del jueves o la madrugada del viernes como huracán de categoría 1 o 2.
Se prevé que dos días después, el huracán podría fortalecerse de nuevo y afectar el límite entre Tamaulipas y Veracruz el domingo o lunes, esta vez como huracán de categoría 1.
Sin embargo, por el momento lo que mantiene en alerta a las autoridades es que el ciclón tomó fuerza y sorprendió a los expertos al convertirse en huracán categoría 5, por lo que la Coordinación Nacional de Protección Civil ha llamado a la población a intensificar las precauciones.
Los huracanes categoría 5 son poco comunes y devastadores
Para clasificar estos fenómenos, se emplea la escala internacional Saffir-Simpson, que determina la categoría según la velocidad de los vientos internos. Cuanto más altos sean estos vientos, mayor será el potencial del huracán y, por ende, su categoría, que puede llegar hasta 5.
Los huracanes de categoría 5 son fenómenos extremadamente poderosos y peligrosos que pueden tener efectos devastadores en las áreas que impactan, pues llegan a alcanzar vientos sostenidos de 252 km/h o más capaces de causar devastación extensa y catastrófica.
Los huracanes de categoría 5 pueden destruir completamente casas y edificios, arrancar árboles y postes de electricidad, y generar escombros peligrosos esparcidos por grandes áreas, además, pueden generar maremotos significativos debido a la intensidad de los vientos y la marejada ciclónica.
Se forman sobre aguas cálidas y son capaces de intensificarse rápidamente, como en el caso del huracán Otis, que pasó de tormenta tropical a categoría 5 en menos de 12 horas.
Los huracanes de esta categoría pueden afectar vastas áreas, provocando evacuaciones masivas y daños generalizados en infraestructuras y sistemas de comunicación.
En México, cinco huracanes de categoría 5 han llegado desde el océano Atlántico: Janet en 1955, Beulah en 1967, Anita en 1977, Gilbert en 1988 y Dean en 2007. En el Pacífico, han sido dos: Patricia en 2015 y recientemente Otis, que golpeó el puerto de Acapulco.
En el Pacífico oriental, los huracanes de categoría 5 suelen aparecer principalmente durante los años del fenómeno de “El Niño”. Esto se debe a que, durante estos años, las condiciones son más propicias para los ciclones tropicales debido a las aguas más cálidas de la superficie del mar y a una menor interferencia del viento.
Por eso, los huracanes de categoría 5 tienden a concentrarse en temporadas específicas. Por ejemplo, la mitad de los huracanes de categoría 5 conocidos (nueve en total) ocurrieron en las temporadas de 1994, 2002 y 2018, que fueron las temporadas con mayor número de huracanes de categoría 5, con tres en cada una de ellas. Los efectos de El Niño son más notables en el Pacífico central.
Todos estos sistemas han dejado devastadores daños y pérdidas económicas significativas al tocar tierra. Sin embargo, también han tenido efectos positivos, como la recarga de mantos acuíferos y presas, cruciales para actividades como la ganadería y la agricultura.