Más allá de la teatralidad del CoVid de Trump podemos aprender que pasamos de tener mandatarios relativamente jóvenes a otros que ya no tanto
Ayer el presidente Donald Trump salió del hospital donde permaneció el fin de semana luego de dar positivo a CoVid y que según su equipo fue necesario pues la salud del mandatario por momentos corrió peligro. Al salir para no variar tuiteo esto:
“Saldré del gran Centro Médico Walter Reed hoy a las 6:30 pm. ¡Me siento realmente bien! No le tengan miedo al CoVid. No dejes que domine tu vida. Hemos desarrollado bajo la administración Trump, algunos medicamentos y conocimientos realmente excelentes. ¡Me siento mejor que hace 20 años!” Más tarde llego a la Casa Blanca y una vez en el balcón se retiró el cubrebocas para deleite de los fotógrafos. Después subieron un video a redes colocándolo con un héroe de película de Hollywood.
Pero más allá de la teatralidad ¿qué podemos aprender del CoVid de Donald Trump?
De entrada, que hemos pasado de tener mandatarios relativamente jóvenes a otros que no lo son tanto. Lo que prende algunas alertas en este abanico de posibilidades donde el CoVid realmente puede hacer estragos en la salud de quienes rigen al mundo.
Y es que para muestra basta un botón: Donald Trump, 74 años; Mike Pence, 61; Nancy Pelosi, 80; Joe Biden, 77, Vladimir Putin, 67, Jair Bolsonaro, 65; Boris Johnson, 56; López Obrador, 66; Olga Sanchez Cordero, 73. Edades que si bien no determinan su salud, si juegan un papel importante el esta ruleta de probabilidades.
¿Qué podemos aprender del #Covid19 de Donald Trump?#AbreLosOjos @ElOpinadorTV por @ImagenTVMex pic.twitter.com/H3PHBElc64
— imagenzea (@imagenZea) October 6, 2020
Y sin ánimo de echarles la sal ¿qué pasaría si nos quedáramos sin líderes de forma temporal o permanente? ¿Están claras las constituciones? ¿Sabríamos que hacer ante la necesidad de poner al segundo, tercero o cuarto al bate? O una vez dado de alta ¿el líder debería integrarse de inmediato a su trabajo?
Pues la ciencia ya nos ha dejado ver que el 70% de los recuperados de CoVid han presentado algún tipo de secuela, incluyendo daños neurológicos. Una característica que no nos gustaría que tuviera algún líder, sobre todo si al lado se encuentra un portafolio para poder lanzar bombas nucleares al mundo.
Además está el tema de la omnipotencia. Pues tanto se han encargado muchos de ellos por generar las condiciones para trabajar a su gusto, que se han olvidado de los contrapesos de poder que toda democracia debe tener. Y ni qué decir de la seguridad nacional, pues en caso de que llegarán a faltar por enfermedad o por ya no ser operativos, imagínense el poder de una nación en manos de un inexperto embelesado por un poder absoluto y descomunal.
La pandemia nos sigue dando clases en diversas áreas. Ojalá empecemos a aprenderle, pues lo que menos queremos es que más cosas se sigan saliendo del huacal.
IPR
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