La conectividad aérea, marítima o carretera, a la que hay que sumar inherentemente la tecnológica, es determinante en el éxito económico y turístico de las naciones. En este aspecto, los países más competitivos, son precisamente aquellos cuya infraestructura está dispuesta para facilitar la movilidad de millones de viajeros hacia sus destinos o dentro de ellos.
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Para el caso de México, cuya actividad turística internacional se concentra en solo 6 destinos (Cancún, CDMX, Los Cabos, Puerto Vallarta, Guadalajara y Monterrey), la conectividad aérea determina la supervivencia de estas ciudades.
Veamos. De los 34 millones de asientos de avión de pasajeros que llegan vía aérea al país, Cancún acapara 12 millones de esas llegadas, seguido del Aeropuerto Internacional de México con 10 millones; Guadalajara con 3 millones; Puerto Vallarta con 2 millones y Monterrey con 1 millón.
Pero ese es justamente el reto que presenta el turismo para la administración federal entrante: diversificar la oferta e impulsar los destinos del interior. En ese orden, es necesario internar al turismo a todo el territorio nacional para incrementar flujos hacia nuevos destinos y dispersar la derrama económica. Acción trascendental que permitirá brindar nuevas experiencias a un turismo preferente por nuevos lugares que explorar y consecuentemente incrementar la competitividad del sector beneficiando a más comunidades.
Según datos de la Secretaría de Turismo, el ingreso de divisas por visitantes internacionales alcanzó los 30 mil 809 millones de dólares en 2023, de los cuales 25 mil 705 millones de dólares correspondieron a divisas por turistas de internación vía aérea. Los 5 mil 104 millones de dólares restantes, se generaron por turistas que llegan por otra vía. Nótese la importancia de la transportación aérea en este caso.
Esta situación es parte del problema, pero también la solución. Explico. Recientemente conocí una encuesta de Parametría publicada en diferentes medios, indicando que el 70% de los mexicanos no ha viajado en avión.
A lo anterior, se suma el Índice de Competitividad de Viajes y Turismo del Foro Económico Mundial 2024, en el componente Infraestructura de Transporte Aéreo, el cual ubica a México en el lugar 32 a nivel mundial, muy por debajo de los 6 países que reciben más turistas internacionales que nosotros como son Francia, España, Estados Unidos, Italia y Turquía.
Asimismo, en el componente Eficiencia de los Servicios de Transporte Aéreo, México se situó muy por debajo de países latinoamericanos como Panamá, Chile, República Dominicana, Ecuador, Costa Rica, Jamaica, El Salvador, Uruguay, Brasil, Argentina y Colombia.
Esto nos señala el enorme potencial para mejorar la infraestructura aeroportuaria, la eficiencia en los servicios aéreos y la posibilidad de que más mexicanos viajen, democratizando la movilidad aérea para, entre otras cosas, impulsar el potencial económico nacional y por ende, el turismo.
La Asociación Internacional de Transporte Aéreo, en uno de los componentes del Indicador de Competitividad Regulatoria, analizó la facilidad de las personas que se mueven por el mundo y cómo los gobiernos facilitan este proceso, situando a México al 2018 con una calificación de 4/10.
En ese sentido, invertir de manera pública o privada en la construcción de más infraestructura aeroportuaria es fundamental para conectar a México; personalmente percibo una gran oportunidad en la creación de rutas interestatales, entre ciudades medianas y pequeñas, así como entre regiones.
Imagino hacer accesible la transportación a bajo costo de personas y mercancías de Puebla a Cuernavaca, de Tijuana a Loreto, de la Huasteca Potosina a la Veracruzana, de Coatzacoalcos a Salina Cruz, de Teziutlán a Poza Rica, o de algún lugar de la Sierra Gorda de Querétaro a Tampico.
Lo anterior es posible mediante la creación de nuevas aerolíneas locales, con aviones económicos que permitan transportación a bajo costo, así como mediante la creación de pequeños aeropuertos, aeródromos y helipuertos que cumplan con las regulaciones federales.
Esta estrategia podría duplicar en poco tiempo los 80 aeropuertos, mil 524 aeródromos, 581 helipuertos y 5 mil 202 aeronaves matriculadas existentes actualmente en el país y en la misma proporción, la transportación de habitantes, turistas, mercancías y conocimiento.
Esta reflexión parte de una interesante plática con visionarios empresarios dispuestos a impulsar el desarrollo de infraestructura y la adquisición de aeronaves para la democratización de la movilidad aérea. Estemos atentos en Puebla, donde al parecer, la conjunción de los esfuerzos públicos y privados, lograrán conformar el primer nodo de conectividad aeronáutica regional en México.
Postdata:
Disculpando una semana de ausencia por motivos de salud, agradezco a los lectores de esta columna y en especial a mi querido amigo Hugo Alfredo Hinojosa por su grata exigencia a no dejar de hacer este maravilloso ejercicio.
Nos leemos a la próxima.
Por: Mario Alberto González S.
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