Son tantos los involucrados en hacer frente a la pandemia que muchas labores permanecerán en el anonimato, pero gracias a ellos, la maquinaria siguen en pie
Cuando inicio la pandemia fuimos testigos de innumerables muestras de cariño y solidaridad hacia el personal de salud que se encargaba de los primeros enfermos por CoVid. Médicos y enfermeras recibían aplausos a las 7 de la noche en distintos barrios del mundo, en un acto que fue perdiendo vigencia conforme se alargo este mal.
Actualmente pocos se acuerdan de ellos, otros más incluso ya dejaron de aplaudir. En un mundo donde la mayoría está impaciente por regresar a su vida normal, pues ya se cansaron del encierro. Pero nos olvidamos de quienes que no han tenido descanso desde que inicio todo esto. Y que además han perdido compañeros y amigos que se quedaron en el camino por tratar de salvar a alguien más.
Cuando inició la #pandemia fuimos testigos de innumerables muestras de cariño y solidaridad al personal de salud. ¿Qué ha pasado hasta hoy con aquellos que no han tenido descanso?@ElOpinadorTV #AbreLosOjos #Noticias con @franciscozea @imagenZea pic.twitter.com/IimiykqRRe
— Imagen Televisión (@ImagenTVMex) December 10, 2020
Es por ello que me gustaría regresar a los homenajes. Pero no sólo para los médicos y enfermeras que como buena infantería se encuentran en el frente de batalla. Sino también a esos otros oficios y profesiones que directa o indirectamente se juegan la vida todos los días por un desconocido que quizá nunca tomo las cosas en serio.
Y es que pensemos por un momento, cuántas personas interactúan con un enfermo CoVid. Si piden ambulancia estamos hablando que la cadena inicia con choferes, rescatistas y asistentes para llevarlo al hospital. Si el contagiado llega por su propio pie, entonces es recibido por camilleros, personal administrativo, archivistas, trabajadoras sociales, practicantes y despachadores de farmacia.
Una vez internado, los especialistas requerirán de muestras de laboratorio repartidas por mensajeros a químicos y laboratoristas. O qué me dicen, de quienes hacen que un hospital funcione; ingenieros en calderas, operativos, circulantes, telefonistas o los afanadores, esas personas que se encargan de la limpieza del lugar, de los servicios básicos, quienes llevan la ropa de cama, la basura o esos materiales contaminados.
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Si la libras, tal vez requieras del trabajo de un terapista. Si no, entonces le darás quehacer a choferes de carroza, embalsamadores, personal de morgue, enterradores o encargados de cremación. También están los legistas y ni qué decir de los voluntarios u obligados en kioscos y centros donde se realizan las pruebas CoVid.
Y seguramente la cadena sigue. Pues son tantos que muchas labores permanecerán en el anonimato. Aun así, va desde aquí un abrazo porque gracias a ustedes, esta inmensa maquinaria siguen en pie.
¿Te acuerdas cómo te ponías de malas, cuando en tu trabajo te dejaban hacer algo extra o que no te correspondía? Ahora piensa en todo el personal que mencionamos, trabajando horas extra, a marchas forzadas o sin insumos, que están a punto de explotar. Sobre todo cuando salen a la calle y ven que el resto sigue con su vida normal como si no hubiera pandemia. Por lo pronto para todos ustedes… muchas gracias.
IPR
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