
El enfrentamiento con la policía durante una manifestación semanal en Buenos Aires generó disturbios que dejaron varios heridos y detenidos, mientras se cuestiona la gestión del presidente Milei.
En una jornada cargada de tensión, jubilados y sus aliados se enfrentaron violentamente con la policía en Buenos Aires, dejando al menos 20 personas heridas, una de ellas de gravedad, y más de 100 detenidos. La protesta, que se había convocado como una manifestación semanal, se transformó en un escenario de enfrentamientos directos en las cercanías del Congreso y la Plaza de Mayo, epicentro de las tensiones políticas. Los manifestantes, apoyados por barras bravas y organizaciones sociales, alzaron la voz contra la administración del presidente Javier Milei.
El motivo de la protesta fue el reclamo por el deterioro en las condiciones económicas de los jubilados, quienes han visto una pérdida significativa en su poder adquisitivo. Muchos de los manifestantes portaban camisetas de distintos clubes de fútbol y se hicieron escuchar con consignas como “¡Milei, basura, vos sos la dictadura!”. El conflicto se intensificó cuando la policía intentó dispersar a los manifestantes utilizando chorros de agua, balas de goma y gas pimienta, lo que provocó la furia de los asistentes.
El periodista Pablo Grillo fue uno de los heridos graves durante los enfrentamientos. Grillo, quien cubría la protesta, fue alcanzado por un proyectil mientras realizaba su trabajo, lo que desató una fuerte condena por parte de su familia y la opinión pública. Su padre, Fabián Grillo, acusó directamente al presidente Milei y a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, de poner en peligro la vida de los manifestantes con su accionar represivo.
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La violencia aumentó cuando se produjeron ataques a patrulleros y motos policiales, algunos de los cuales terminaron incendiados. Los disturbios también fueron acompañados por actos de vandalismo, como el lanzamiento de piedras y petardos, lo que llevó a la policía a reforzar la seguridad con camiones hidrantes y más efectivos en las calles. Sin embargo, la represión solo amplió el descontento entre los manifestantes, quienes continuaron con los cacerolazos y bloqueos en diferentes puntos de la ciudad durante la noche.
Esta protesta se enmarca dentro de un malestar generalizado por la crisis económica en Argentina, que afecta principalmente a los jubilados. Desde hace años, los ciudadanos se movilizan para exigir mejores condiciones de vida y un ajuste en las pensiones que les permita enfrentar la inflación y el aumento de los costos de vida. A medida que las tensiones crecen, el gobierno se ve cada vez más presionado a encontrar soluciones a una crisis que parece lejos de resolverse.