Ortega recordó la invasión militar del aventurero estadounidense William Walker, en 1856, y dijo que “el injerencismo sólo provoca más dolor”
El presidente Daniel Ortega advirtió al Gobierno de Estados Unidos que “no debe meterse con Nicaragua” además de pedir que a su gobierno “respetar” a Nicaragua si verdaderamente quiere contribuir a la paz, en medio de la más grave crisis de las últimas décadas en la nación centroamericana.
Al frente de un acto ante simpatizantes sandinistas en Managua, el mandatario aludió a la posición del Gobierno de Donald Trump, bajo cuyos auspicios se celebró este miércoles una reunión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que abordó la crisis nicaragüense.
“A los Estados Unidos les decimos que, si quieren ayudarle al pueblo nicaragüense que, si quieren contribuir a la paz, lo mejor que pueden hacer y deben hacer es no meterse con Nicaragua, respetar a Nicaragua”, exclamó el mandatario, de 72 años.
En la sesión informativa del Consejo de Seguridad, Estados Unidos, Francia, Holanda, Reino Unido, Perú, Costa Rica, Polonia y Kuwait urgieron a Ortega el cese de la represión gubernamental, el desarme de los grupos paramilitares y la reactivación del diálogo con la opositora Alianza Cívica, suspendido en julio pasado.
Pero Rusia y China, secundados por Nicaragua y sus aliados Venezuela y Bolivia, argumentaron que el conflicto nicaragüense no es del interés del Consejo de Seguridad de la ONU ya que “no representa una amenaza a la seguridad regional o internacional”.
Dirigiéndose a “los gobernantes y congresistas norteamericanos”, Ortega recordó la invasión militar del aventurero estadounidense William Walker, en 1856, y dijo que “el injerencismo sólo provoca más dolor”. “Nicaragua es una nación digna y soberana que merece respeto”, insistió.
También argumentó que su Gobierno, al que la oposición acusa de la muerte de hasta 481 personas y más de 3.000 heridas en los últimos cuatro meses, quiere realizar “un diálogo entre las familias, para “consolidar la paz y la estabilidad sin importar la posición política que tengan”.
La crisis de Nicaragua estalló en abril pasado con una protesta estudiantil y se agravó tras la violenta acción de la Policía y paramilitares contra manifestantes civiles.
Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA, más de 320 personas murieron y al menos 2 mil resultaron heridas, aunque el Gobierno sólo registra 198 muertes.
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