El preservativo se inserta en la vagina como un diafragma o tampón, y cuando la víctima es penetrada, el dispositivo corta los genitales del agresor
La violencia sexual en la que viven diariamente cientos de mujeres en la ciudad de Diepsloot, ha revivido la discusión sobre la utilización de un preservativo para mujeres que permita a las mismas defenderse internamente de una violación.
La doctora sudafricana, Sonnett Ehlers, es la creadora de Rape-Axe un preservativo femenino con dientes y cuchillas que se incrustan en el pene en el momento de la violación.
Su creadora narra que ella se encontraba de guardia una noche hace cuatro décadas, cuando una devastada víctima de violación entró al hospital.
“Me miró y me dijo que hubiera deseado tener dientes ahí abajo”, recuerda Ehlers, quien en aquel entonces era una investigadora médica de 20 años de edad, “Le prometí que algún día haría algo para ayudar a gente como ella”.
Veinte años después la médica desarrolló Rape-Axe como una forma de proteger a las mujeres de las violaciones.
El preservativo se inserta en la vagina como un diafragma o tampón, y cuando la víctima es penetrada, el dispositivo corta los genitales del agresor con su sistema de seis cuchillas que atrapan al pene violador.
Además, al momento de retirar el miembro del cuerpo de la mujer, las cuchillas cortan y desgarran la piel del pene, acentuando significativamente el dolor, pues este dispositivo sólo puede ser retirado con ayuda médica.
Recientemente, el periodista sudafricano Golden Mtika desarrolló un reportaje en el que cuenta la terrible historia de la ciudad sudafricana de Diepsloot, en el extrarradio de Johannesburg.
En su crónica, Mtika cuenta que al menos uno de cada tres hombres de esta ciudad, es decir el 38%, ha admitido haber perpetrado una violación en al menos una ocasión, esto también según un estudio realizado en 2016 por la Universidad de Witwatersrand.
En Diepsloot los linchamientos por parte de la ciudadanía hacia los hombres que se saben atacaron sexualmente a una mujer, son muy comunes.
No obstante, esta “justicia social” no ha reducido los ataques hacia las mujeres, al contrario, pocas de ellas se atreven a denunciar dadas las altas cifras de impunidad, convirtiendo la zona en una ciudad sin ley.
En uno de los testimonios recabados por el periodista, se cuenta la historia de una mujer que ha sido violada dos veces en su casa mientras su hija de cuatro años dormía en el cuarto de al lado.
“Rezaba para que mi hija no se despertara, tenía miedo de lo que le podían hacer a ella”, señaló.
Su violador le confesó que no estaba allí para matar a nadie, pero que tenía que darle algo a cambio.
“‘Haz lo que tengas que hacer’, le dije. Y entonces me violó. Era la segunda vez que ocurría”, narra la víctima como si se tratara de una situación poco extraordinaria.
Los agresores de mujeres en la región no se esconden de las cámaras pues saben que nadie actúa en su contra, al contrario, exponen cuáles son sus motivos por los cuáles agreden a las mujeres, uno de ellos -dice- lo hace porque “Quiero propagar el VIH porque no quiero morir solo”.
Ante estas escalofriantes y desgarradoras historias, diversas asociaciones civiles han pedido a las autoridades brindar herramientas que permitan defenderse a las mujeres de estos ataques, apoyando la venta y hasta entrega gratuita del preservativo.
No obstante, los detractores señalan que Rape-Axe no le brinda a la mujer la posibilidad de defenderse de la violación ni solucionará el problema, ya que no evita la agresión sexual sino que limita su duración.
Además, señalan que deben de analizarse las causas que originan esta problemática social, pues es previsible un daño colateral como represalias de parte del agresor contra la víctima, dejándola expuesta a más violencia.
También enfatizan que el preservativo se centra de manera exclusiva en la penetración vaginal, sin reparar en otras formas de violencia sexual, incluyendo la penetración oral o anal.
Al respecto, la doctora Ehlers asegura que mientras el violador tenga el condón aferrado a su pene, no podrá orinar y andará con tremenda dificultad, y que únicamente podrá desprenderse de la trampa con una pequeña cirugía, por lo que en algún momento terminará acudiendo a un centro médico para tratarse, facilitando así su identificación y posterior detención.
Asimismo, indica que el aparato no causa heridas en la piel, por lo que no se desprenderán fluidos que podrían transmitir enfermedades de transmisión sexual, ni provocar daños irreversibles.
Rape-Axe fue patentado en 2005 y se popularizó en 2010, cuando se repartieron 30 mil unidades durante el Mundial de Fútbol de Sudáfrica. Sin embargo, luego del evento deportivo no se logró la comercialización del mismo debido a la controversia generada.
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