Aunque varios países hacen un esfuerzo para mostrar sus avances sobre desarrollo sustentable, muchos ocultan sus verdaderos retos internos
Como parte de las sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) correspondientes a 2019, el 24 de septiembre 2019 se presentó oficialmente el Reporte Global de Desarrollo Sustentable 2019 (GSDR 2019) “El Futuro es Hoy: La Ciencia como forma de alcanzar un Desarrollo Sostenible”.
Dicho reporte fue encargado por los países miembros de la ONU a quince científicos expertos en desarrollo sustentable, para analizar con rigor y objetividad el avance de la Agenda de Desarrollo 2030, en el que se analizaron temas de gran importancia como la desigualdad social y pobreza, el desarrollo sostenible y la economía, los sistemas alimentarios, la producción de energía, el desarrollo urbano y el medio ambiente.
Sobre la desigualdad social y pobreza, el reporte señala que persiste la desigualdad de oportunidades, de género, así como de ingreso y riqueza.
Igualmente persiste la falta de vinculación entre la educación y las habilidades requeridas por el mercado laboral, el acceso desigual a los sistemas de salud, la falta de resiliencia ante choques externos y la ausencia de sistemas para atender a la población adulta mayor.
Adicionalmente, estimaciones señalan que no se logrará eliminar la pobreza extrema para el 2030 sin requerir de un esfuerzo extraordinario.
Referente al desarrollo sostenible y la economía, indica que con los patrones actuales de producción y consumo se pone en riesgo el bienestar de las futuras generaciones, siendo de vital importancia que todos los actores entendamos que el logro de un objetivo puede afectar a otros.
En el caso del crecimiento económico y el medio ambiente, con las fórmulas actuales de producción y consumo, el crecimiento en muchas ocasiones afecta el medio ambiente y viceversa. En este sentido, la agenda 2030 debe tomar en cuenta estas interconexiones y generar formas distintas de desarrollo compartido.
En materia de sistemas alimentarios, el reporte señala que las prácticas que hoy en día se emplean en la producción de alimentos resultan insostenibles para el ecosistema, ya que generan una importante pérdida de biodiversidad, desgastan la tierra y los ríos, contaminan los océanos y aceleran el cambio climático.
A su vez, hace énfasis en que las tendencias de consumo nutricional propician la obesidad, así como las enfermedades no transmisibles, por lo que la acción colectiva deberá generar producción alimentaria que tenga una menor afectación al medio ambiente.
En el tema de la producción de energía, los expertos llegaron a la conclusión de que el continúo uso de carbón en la generación energética está conllevando a altos niveles de contaminación, y con lo cual, se acelera el cambio climático. Poniendo sobre la mesa que que no se ha avanzado lo suficiente en el uso de energías limpias, persistiendo una gran resistencia por la implementación de “energías limpias”.
Sobre el desarrollo urbano, el informe deja ver que dado las características de las zonas urbanas que están creciendo y las sinergias que generan, éstas son espacios para acelerar el avance hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Haciendo un llamado para analizar con cautela la inversión en infraestructura urbana ya que, conlleva consecuencias de largo plazo en temas de desarrollo sustentable, desigualdad, uso de recursos materiales y generación de basura.
Finalmente, pero no menos relevante, en materia de medio ambiente, el GSDR 2019 deja ver que los ecosistemas están interconectados y son vulnerados por las acciones que se implementan alrededor del mundo. Por lo que es necesario comprender la interconexión global y el valor de la naturaleza; y para ello se requiere coordinación global entre países, agencias internacionales y organizaciones de la sociedad civil.
De esta forma, para hacerle frente a estos grandes retos, y basado en un análisis científico de las profundas interrelaciones que generan sinergias, y al mismo tiempo costos, entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el informe establece 20 puntos de acción, en el que sobresalen los siguientes:
Para disminuir las desigualdades sociales y eliminar la pobreza:
- Es fundamental que la pobreza se combata y se mida de una manera multidimensional, ya que una adecuada medición de este factor permite generar metas sectoriales coordinadas, lo cual conlleva a una reducción de la misma en todas sus dimensiones (ingreso, educación, salud, vivienda, alimentación) generando efectos multiplicativos entre sectores, órdenes de gobierno y parlamentos. El reporte recalca el ejemplo de México como pionero en la medición de pobreza multidimensional.
- Garantizar el acceso universal a servicios básicos de calidad- sanidad, educación, infraestructura de saneamiento y agua, alojamiento y protección social
- Implementar atención focalizada a personas con discapacidades y otros grupos sociales vulnerables.
- Generar mecanismos y políticas para un mayor equilibrio de poder entre grupos diversos (género, etnias, población indígena, población con discapacidad). No podrá haber mayor igualdad sin un mayor equilibrio de poder entre grupos sociales.
- Acabar con la discriminación social y jurídica.
- Fortalecer a las organizaciones no gubernamentales, sindicatos, mujeres, y otras organizaciones comunitarias
Para propiciar el desarrollo sostenible:
- Promover la inversión en prácticas sostenibles y desincentivar la inversión en prácticas que hacen un daño hoy y en el futuro, al medio ambiente.
- Romper el vínculo entre el crecimiento en el Producto Interno Bruto y la explotación de los recursos naturales de manera insostenible.
- Limitar el uso de plástico y su presencia en el ambiente, a partir de regulaciones gubernamentales y acciones coordinadas en toda la cadena de valor.
Para terminar con la desnutrición y la inseguridad alimentaria:
- Reducir el desperdicio de alimentos y la dependencia de las fuentes de proteínas de origen animal.
- Desarrollar mayores niveles de protección social a nivel alimentario.
Para reducir la desigualdad en el acceso a la energía y mejorar la eficiencia energética:
- Reducir de forma progresiva la producción de energía basada en combustibles fósiles sin captura y almacenamiento de carbono.
- Garantizar el acceso universal a energías limpias que sean costo-eficientes.
- Aumentar la eficiencia en los sistemas de transporte urbanos
Para proteger al medio ambiente:
- Trabajar conjuntamente para preservar, restaurar y utilizar de forma sostenible los recursos naturales, promoviendo de todas las formas posibles la energía libre de carbón, incluyendo la modernización del transporte y distribución de la energía eléctrica.
- Reducir el impacto en el medio ambiente del proceso de producción de alimentos.
- Asignar un valor medioambiental a los activos que deba reflejarse en la asignación de precios.
- Cumplir los objetivos del Acuerdo de París, en particular el objetivo 7: cero emisiones de carbono para el 2050.
Para esto, será trascendental que todos los países elaboren rigurosamente sus Reportes Voluntarios Nacionales anuales (VNRs por sus siglas en inglés) sobre desarrollo sustentable de manera rigurosa, incluyendo procesos externos de evaluación y monitoreo.
Si bien son varias las naciones que hacen un esfuerzo importante para elaborar y mostrar sus avances en la implementación de la Agenda 2030 a partir de los VNRs, muchas veces se ocultan los verdaderos retos en la implementación interna.
Ante este panorama, si los esfuerzos para implementar la Agenda 2030 se reducen a acciones de poco impacto y poca coordinación, algunas de ellas solamente burocráticas, muchas metas de la Agenda 2030 no se cumplirán ni en los países ni de manera global.
Aquí se puede consultar el informe completo.
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