
Jorge Mario Bergoglio eligió el nombre Francisco, causando sorpresa al ser el primero en usarlo como Papa.
El 13 de marzo de 2013, la Iglesia Católica eligió a su Papa número 266, sin imaginar que, desde su nombre, transformaría la imagen del santo padre en el Vaticano y a nivel mundial.
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Jorge Mario Bergoglio, nombre real del Papa, eligió Francisco, un nombre que causó sorpresa puesto que no había sido utilizado por ningún otro pontífice. Se sabe que el originario de Argentina, eligió este nombre en honor a San Francisco de Asís, el santo italiano del siglo XIII conocido por su vida de pobreza, humildad y amor por la creación.
De acuerdo a medios locales en aquel 2013, durante el cónclave papal, cuando el cardenal brasileño Claudio Hummes, cercano de Bergoglio, le susurró: “no te olvides de los pobres”, estas palabras resonaron profundamente en él y lo llevaron a pensar en San Francisco de Asís, quien es conocido como el “Poverello” (el pobrecillo) por su dedicación a los pobres y su vida de simplicidad.
Aunque su elección se vincula al santo ya referido, hay quienes pensaron que su idea era la asociación con San Francisco Javier, uno de los fundadores de la Compañía de Jesús (Jesuitas), a la cual pertenece el Papa Francisco. Sin embargo, el mismo Papa aclaró que su inspiración principal fue San Francisco de Asís debido a su conexión con los pobres y su amor por la creación.
¿Quién es San Francisco de Asís para los católicos?
San Francisco de Asís es una figura emblemática en la historia de la Iglesia Católica. Es venerado no solo por su renuncia a las riquezas materiales y su dedicación a los pobres, sino también por su amor por la naturaleza y su compromiso con la paz.
“Iglesia pobre para los pobres”
Tras su elección en la Capilla Sixtina, el Papa Francisco destacó en su primer discurso la idea de una “Iglesia pobre para los pobres” y desde entonces todos sus esfuerzos se han centrado en reformar la Santa Sede, quitar privilegios a los cardenales y hacer más transparentes las finanzas descontroladas, lo que le ha creado más de un enemigo dentro de la Iglesia.
En el año 2013, en su primer encuentro con la prensa, el recién elegido papa Francisco aseguró en su momento que le gustaría una Iglesia pobre, con la misión de ayudar a los pobres.