El mundo ya cambió y México sigue cerrando las puertas a la inversión en energías renovables, pero las consecuencias podrían ser graves
Hace unos 5 años la Organización de Países Exportadores de Petróleo calculaba que en el mundo había poco más de 1.65 billones de barriles de petróleo. Si la producción de barriles diarias se mantenía en 83 millones, esto nos daría jugo de dinosaurio por unos 50 años más sin problema.
Un recurso que si bien sigue siendo la principal fuente de combustible del mundo y representa un tercio del consumo global de energía, ha demostrado que no sólo se acabará, sino que se llevará entre las patas a muchas cosas en este planeta sobre todo por lo estragos del efecto invernadero y el cambio climático.
Por fortuna algunos países ya trabajan en la generación de energías renovables que gracias al sol, al aire y al agua no sólo están demostrado su efectividad, sino que además contaminan menos y nos encaminan hacia una nueva realidad en la que varios desean invertir en lugares como México donde para variar también estamos en una zona de privilegio.
Sin embargo este fin de semana se publicó en el Diario Oficial de la Federación una nueva normatividad que limita la participación del sector privado en energías renovables. Una política que frena las inversiones privadas para generar electricidad.
Y de entrada afectará a 26 plantas solares y 18 parques eólicos, privilegiando las centrales de combustible fósiles, y frenando a las energías limpias y de bajo costo.
¿Por qué el rechazo a las energías renovables?
— imagenzea (@imagenZea) May 19, 2020
El mundo ya cambió y México sigue cerrando las puertas a la inversión. Las consecuencias podrían ser graves…
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Los amparos no se han hecho esperar, incluso ya se han concedido algunas suspensiones provisionales a este acuerdo. Que según dicen, busca que la CFE mantenga el control y de paso le pida a su compadre Pemex combustible para seguir operando.
Algo que será perjudicial por varios lados. Pues el producto mexicano tiene altos niveles de azufre por encima de las normas, así que además de seguir poniendo dinero bueno al malo, ahora también lo pagaremos con la salud y calidad de aire.
Los órganos internacionales consideran que esta nueva forma de control del Estado en el sector con reglas tan radicales dejarán mal parado al país, encarecerá el servicio eléctrico y ademas podría provocar cortes en el servicio.
Una historia por la que han pasado otros países que tomaron decisiones similares y que por una extraña razón en México las autoridades no creen que vaya a pasar igual.
¿En dónde estamos? En una izquierda que dice odiar al conservadurimo, pero rechaza a las energías renovables, le apuesta a revivir monopolios del pasado en un mundo que ya cambio.
Y juega bajo una serie de reglas que no entienden de ecología, desde un México que sigue cerrándole la puerta la mundo y a la inversión.
IPR
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