Muchos de ellos salieron corriendo, dejando gran parte de sus pertenencias
La madrugada de este martes, autoridades migratorias de Estados Unidos sin uniforme, entregaron volantes a los migrantes que duermen en las calles del centro de El Paso, Texas, eran hojas con los colores de la Patrulla Fronteriza, pero sin firma y sin escudos; para advertir a los migrantes que la única opción es entregarse, para ser expulsados o para abrir la posibilidad a una estancia legal.
Al sentir vulnerado el último espacio propio que tienen, decenas de migrantes prefirieron huir. En bolsas de plástico guardaron lo que pudieron y se fueron, algunos sin dejar rastro, otros buscando dinero para poder pagar un pasaje de autobús que los lleve lejos de Texas.
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Al mediodía, un operativo de limpieza escoltado por policías movió a los migrantes del lugar en el que estaban bajo el pretexto de barrer. Mucho de lo que dejaron atrás quienes se habían ido en la mañana, terminó en los camiones recolectores.
El segundo aviso llegó cerca de las tres de la tarde, cuando más de 30 agentes de la Patrulla Fronteriza y el Servicio de Inmigración y Aduanas, organizados en tres células, rodearon el campamento y comenzaron a pedir papeles.
Pocos migrantes apenas tenían algunos acuses de recibo de trámites que recientemente habían iniciado y que para las autoridades no significan nada.
Los agentes hicieron un barrido y cuestionaron a todos los migrantes. No hicieron falta forcejeos, pues iban armados y estaban en su territorio. A pesar de que respondieron dudas de los migrantes, su posición no era de asistencia: la autoridad migratoria de Estados Unidos había llegado y para los que no tienen documentos no había otra opción más que entregarse.
Una hilera constante de migrantes terminó entregándose en las instalaciones de la Patrulla Fronteriza, apenas a dos o tres cuadras de la iglesia que les dio cobijo durante días.