Mientras las clases sociales privilegiadas presumen una vida holgada, millones de mexicanos salen con miedo para obtener un sustento para sobrevivir
Si algo ha revelado la pandemia por Covid-19 es la enorme brecha económica que existe entre algunos sectores de la población, la cual, ante las restricciones sanitarias actuales se juegan su salud al salir diariamente a buscar el alimento para su familia, en contraparte con quienes no tiendo necesidad alguna, salen sólo por diversión.
Muchos han sido los casos de personalidades del índole político y social que, contraviniendo toda norma sanitaria, presumen la realización de fiestas, eventos o salidas a populares sitios de esparcimiento, sin respetar una sola norma de prevención.
A través de sus redes sociales, la mayoría de los influencers y/o funcionarios públicos comparten con sus seguidores lo bien que lo pasan en playas, restaurantes y otros sitios públicos en los que se olvidan de la sana distancia y el uso de cubrebocas.
Hace unas semanas, cuando México aún se encontraba en semáforo rojo, se hizo viral la imagen de Eiza González y Timothee Chalamet vacacionando en Los Cabos, Baja California en medio de una pandemia.
Pero no es el único caso, decenas de denuncias y exhibiciones públicas de funcionarios de Morelos, Yucatán, Puebla, Chihuahua, celebrando cumpleaños con música de banda, festejando mini vaquerías, congregándose en ranchos privados y otros lugares demuestran la realidad de dos sectores diferentes.
Y es que mientras las clases sociales privilegiadas, o los “ricos”, presumen una vida holgada desde la comodidad de sus hogares con todas las amenidades: desde alberca hasta cancha de tenis, la mayoría de los mexicanos fueron obligados a detener sus actividades regulares y salir con miedo para obtener un sustento para sobrevivir.
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NCV