El empleo de plañideras en todas las culturas tenían por objetivo reforzar la reputación del difunto
Una mujer en China confesó haberse ganado la vida durante más de 20 años ejerciendo uno de los oficios más antiguos del mundo, y no, no se refería a la “vida galante”, sino a uno en el que las lágrimas y los lamentos tienen mucho peso.
Se trata de las plañideras, mujeres que se dedican a llorar y desgarrar su desconsuelo en velorios de personas ajenas a su familia, generalmente, cuando los difuntos no tienen deudos directos que lamenten profundamente su muerte.
El término proviene del verbo plañir, que significa «gemir y llorar, sollozando o clamando» según la Real Academia Española de la Lengua.
De acuerdo con una entrevista en Pear Video, uno de los canales más importantes en China, la mujer declaró que en un buen año ella puede llegar a ganar más de 28 mil dólares sólo derramando lágrimas en funerales ajenos.
La mujer, oriunda de la provincia de Hunan, ha trabajado como “llorona” profesional más de dos décadas en las cuales ha sido el sustento de su familia, y dijo que logra ganar cerca de 300 yuanes por 30 minutos de luto y lágrimas para gente que nunca conoció.
Con el dinero que ha logrado —que es bastante para una persona del campo chino—, pudo comprar una casa para su familia y enviar a su hijo mayor a la universidad.
De hecho, en el país asiático existe una compañía que se encarga de ofrecer este tipo de servicio.
“Nos invitan para ayudar a incrementar el número de asistentes a los funerales donde puede haber una afluencia menor a la esperada. Tenemos un número importantes de plañideros para llamar cuando surja la necesidad”, declararon.
Un oficio muy antiguo y redituable
Pese a lo extraño y descabellado que puede parecer este negocio, las plañideras no son nuevas, de hecho se tiene registro de que en el antiguo Egipto existía un tabú que prohibía manifestar tristeza por la muerte de un difunto, por lo que se contrataban mujeres que realizaran dicha labor.
Las mujeres eran identificadas como “Yerit” y transmitían su oficio de madre a hijas. Las yerit asistían a los funerales con vestidos azules, el cabello suelto y con los brazos en alto como signo de sufrimiento.
También en la antigua Grecia existían mujeres que acudían a los funerales ataviadas con largos velos negros para llorar junto a los dolientes, como lo menciona Las Coéforas de Esquilo.
Mientras más elevado era el rango de la persona fallecida, más intensos se volvían los lamentos. Sobre esa base, la tradición se fue expandiendo a distintas culturas a lo largo del mundo.
La costumbre de las lamentaderas se mantuvo en la civilización romana,
quienes frenaron su uso. En esta cultura las plañideras eran llamadas
praecas y su uso, entre mayor cantidad, en un funeral era signo de
estatus social.
Además implementaron el uso de los lacrimatorios, vasos en los que se recolectaban las lágrimas para enterrarlas junto a los muertos.
El llanto en el México prehispánico
En la cultura náhuatl el llanto tenía una psicología compleja, por lo cual es probable que sea el principal factor para la aparición de plañideras mexicanas.
Algunos cronistas señalan que en los actos luctuosos se realizaban llantos colectivos, en los que se realizaba un rito ceremonial y se derramaban lágrimas hasta por cuatro días, sin embargo, hubo eventos en los que se lloró hasta por 80 días continuos.
En estos casos, se creía que el llanto acompañaba a los difuntos en su viaje al Mictlán, por lo cual se puede considerar como un medio de comunicación.
Además, la cultura mexica entendió el llanto con un valor positivo, ya que era el medio para superar situaciones políticas, mantener los vínculos tras la separación y fortalecer el espíritu.
Con la llegada de la Edad Media y la expansión del cristianismo, el uso de lamentatrices se censuró debido a que el lamento por los difuntos representaba una oposición al dogma cristiano de la resurrección y la vida
eterna.
Como se puede ver, el empleo de plañideras en todas las culturas tenían por objetivo reforzar la reputación del difunto. Sin embargo, algunas de ellas también fungían como rezadoras y acompañantes de los deudos.
Actualmente la costumbre de contratar plañideras va en declive, sin embargo, la tradición ha evolucionado en eventos como el Concurso Nacional de Plañideras en San Juan del Río, Querétaro.
Dicho evento se celebra de forma anual en el contexto del Día de Muertos y la participación de lloronas va en aumento.
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