El Papa Francisco encara las críticas internas de obispos y cardenales para que tome medidas concretas contra la pedofilia y sus encubridores, bajo el reclamo de que “no basta con decir lo siento”
En vísperas de la visita del Papa a Irlanda y tras el demoledor informe sobre más de trescientos sacerdotes pederastas en Estados Unidos, piden al Papa Francisco acciones concretas en la cruzada contra los abusos en la Iglesia.
Tras la conmoción por las últimas revelaciones, para muchos ha llegado la hora de que Francisco, aunque ha implementado numerosas medidas para combatir los abusos, vaya más allá en este sentido.
Para otros, las normas existen y lo que se necesita ahora es un cambio de mentalidad, sobre todo entre los encubridores.
El Papa “ha dejado muy claro que una de las prioridades de su pontificado es la lucha contra los abusos por parte del clero”, asegura el padre Hans Zollner, uno de los miembros más activos de la Pontificia Comisión para la Protección de los menores, que creó Francisco.
Zollner valora el gran trabajo del Papa en esta lucha, pero indica que hay aún mucho trabajo que hacer sobre todo para que se sigan las directivas de Francisco.
“Hay que reforzar todo el trabajo de prevención, las conferencias episcopales y las diócesis se tienen que esforzar en este ámbito. Hay que responsabilizar a los obispos para que no se encubran los abusos”, explica Zollner.
Según el sacerdote, desde hace tiempo ya existe la obligación de denunciar estos casos, así como desde la Congregación del clero se ha indicado que en el programa de estudios de los nuevos sacerdotes se debe incluir la protección de los menores.
Aunque también indica que “sería actualmente importante una revisión del Derecho Canónico, ya que hasta ahora es muy vago respecto a la definición de este tipo de crímenes y las correspondientes penas, por lo que se deja en muchas ocasiones a juicio del Tribunal”.
Zollner asegura que “la Iglesia se está moviendo, pero es una gran nave que para que vire se necesita mucho esfuerzo, pero una vez hecho irá hacia el puerto justo”.
El presidente de la Comisión de Protección de menores el cardenal y arzobispo de Boston, Sean Patrick O’Malley, también deseó “procedimientos más claros para los casos que involucren obispos”, así como “tomar medidas rápidas y decisivas con respecto a estos asuntos de importancia crítica”.
“Debemos proceder rápidamente y con un propósito. No hay tiempo que perder”, aseguró en una reciente carta tras publicarse el informe de los abusos en Pensilvania, EEUU.
Hay que recordar que en los últimos meses, Francisco obligó a dimitir al arzobispo de Adelaida Philip Wilson, condenado en mayo por no informar a la policía de los repetidos abusos cometidos por un sacerdote.
Y tampoco le tembló la mano a la hora de expulsar del colegio cardenalicio al arzobispo emérito de Washington Theodore McCarrick y recluirle hasta que se aclare en un juicio canónico las acusaciones de abuso sexual contra él.
Antes de que el Papa llegue los próximos 25 y 26 a Irlanda, un país donde miembros de la Iglesia cometieron y encubrieron abusos a menores durante décadas, el arzobispo de Dublín, Diarmuid Martin, también señaló que “no es suficiente decir lo siento” y dijo que “las estructuras que permitieron o facilitaron el abuso deben ser destruidas y destruidas para siempre”.
El Papa toma nota y tras su viaje a Irlanda prepara un documento para los obispos de todo el mundo con indicaciones normativas.
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