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El narcotráfico ha sido considerado el combustible que alimenta el conflicto que ha dejado más de 450 mil muertos y millones de desplazados en Colombia
El presidente colombiano, Gustavo Petro, denunció un plan de narcotraficantes para derribar su avión con misiles recientemente adquiridos y terminar con su vida, en replesalia por la lucha de su gobierno en contra las mafias involucradas en la producción y tráfico de cocaína.
“Usted sabe a qué a mí me quieren disparar un misil a mi avión, que se compraron los narcotraficantes y que tienen guardado por ahí”, dijo Petro durante la posesión del nuevo director de la Policía Nacional, general Carlos Fernando Triana.
“No uno, sino dos misiles. Sabemos quiénes son, pero hay que actuar”, aseguró el mandatario colombiano sin precisar detalles ni entregar pruebas de su denuncia.
Petro, el primer mandatario de izquierda en la historia de Colombia, es protegido, como sus antecesores, por un fuerte dispositivo y equipo de seguridad que incluye vehículos blindados y decenas de escoltas.
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Colombia, rodeada por dos océanos, es considerado como el primer productor mundial de cocaína, actividad ilegal en la que están involucradas las guerrillas izquierdistas, bandas criminales conformadas por antiguos paramilitares de derecha y carteles locales e internacionales como algunos de México, según fuentes de seguridad.
El narcotráfico es considerado el combustible que alimenta el conflicto interno de seis décadas que ha dejado más de 450 mil muertos y millones de desplazados.
En el 2024 las Fuerzas Militares y la Policía Nacional confiscaron una cifra récord de 883,3 toneladas de cocaína, mientras que al cierre del 2023 las Naciones Unidas reportaron 253.000 hectáreas cultivadas con hoja de coca en zonas montañosas y selváticas del país sudamericano.